Por fin en tierra. Llevo 28 horas de vuelos y aeropuertos. Cojo mi mochila, la quitarra que me acabo de comprar en India y me pongo en la larguísima cola de presentación de pasaportes y tarjetas de entrada en Australia. Cuando llega mi turno la policía de la ventanilla me pregunta que si algo que declarar y todo eso, le digo que no, y cuando me pregunta si viajo sola la veo marcar algo en mi tarjeta. En la siguiente inspección otro policía me dice, tras mirar la marca en mi ficha, que si viajo sola me tengo que poner en la fila 1. Recorro el laberinto que forman las cintas separadoras a modo de muros invisibles. El laberinto de la fila 1 esta vacío y todos los demás llenos de gente esperando. Así que llego al final, o al principio, de mi laberinto y me paro donde otra cinta me impide pasar. La gente me mira con curiosidad, no sé si me he equivocado. Pero una policía me dice con una gran sonrisa que espere un poco, asegurándose otra vez de que viajo sola. Me pregunto por qué es tan importante que viaje sola. Mientras espero veo 3 zonas de inspección al fondo. En una registran a fondo a un chico, no sé de donde puede ser, no distingo muy bien a los asiáticos. En la otra veo un árabe, un tanto nervioso me parece. Y la otra está vacía. Entonces empiezo a tranquilizarme diciéndome que he revisado la mochila 3 veces, minuciosamente, y que a pesar de mi indefinido estado mental durante estas semanas en Hampi, no llevo ninguna tola de hachís encima. Aunque sé qué en su momento escondí una en algún lugar, pero si la he revisado 3 veces y no la he encontrado es que o Manuel o yo la cogeríamos en algún momento. O eso o está tan bien escondida que ni yo misma la encuentro, y si no la he encontrado yo no la va a encontrar el policía. Bueno, en todo caso me pongo a cantar para mi misma, poniendo en práctica mi aprendizaje en India. I´M PUSHING AN ELEPHANT AT THE STAIRS. Respira y estáte tranquila, si no sientes miedo el policía no sospechará. Siéntete segura y tranquila y no pasará nada, no revisará tan afondo si confía en mí. Para eso sólo hace falta que confíe yo en mí primero.
Las señas del pelijorro policía para que me acerque me sacan de mis pensamientos, estoy tranquila, soy una buena persona. Nos colocamos cada uno a un lado del mostrador que nos llega por las caderas, dejo la mochila y la guitarra encima, entre nosotros, y el bolso a mi lado. Me hago la loca para que no me lo registre como dando por hecho que ya pasó los controles debidos puesto que es el que he subido al avión. Lo hago porque me acabo de dar cuenta de que dentro llevo la almohada y la manta que te dejan en el avión, cogidas en un momento en el que pensé que igual me hacían falta si me toca dormir al raso algún día. En todo caso sonreiré al poli si ve mi pequeño botín pero ya íbamos a empezar mal. Me interroga minuciosamente al tiempo que desmonta todas mis cosas, toda la ropa sucia que traigo con olor a India y a mis intimidades. No llevo más que medicinas, un cuaderno, un libro...Y mi coco que uso de tazón para todo. Me lo quiere requisar porque no se puede entrar nada orgánico en Australia, son muy extrictos por posibles contaminaciones. Le miro con cara de pena y le pido por favor que me deje quedarme mi coco, que es algo muy valioso para mí. Me pregunta porqué, porque el tío no para de querer saberlo todo sobre mí, hace muy bien su trabajo en realidad, me pregunta varias veces lo mismo desde diferentes contextos haber si me contradigo en algo. Como llevo un rato hablándole de mi voluntariado en India, de mi idea de viajar de granja en granja, de rollo eco y demás, consiente en que me lo quede, pero cuando ve una bolsa de cacahuetes sin declarar le hace menos gracia. Se me olvidó que la tenía, le digo con otra sonrisa. En realidad no se me había olvidado, te piden que declares la comida que vayas a entrar pero no tenía ganas de hacer más papeles, estoy agotada, y no pensaba que el reconocimiento hacia mi persona iba a ser tan extricto. Y en realidad si no hubiera viajado sola no lo hubiera sido. Me pregunta que cuánto dinero tengo, le cuento la verdad, todo el rato pienso en hechos reales y los reinvento rápidamente si hace falta, tan rápido que hasta yo misma no pueda darme cuenta para que no se note que miento, si me lo creo yo se lo creerá él. Me palpa bien cada cosita, le digo que llevo un multiusos para cambiar de tema...Toy muy tranquila, soy una buena chica, me digo todo el rato. Me revisa meticulosamente el apartado de las medicinas, me revuelve todo un poco y mientras le sigo hablando, como que no me importa que mire todo lo que quiera... aunque me vienen flashes de que en su momento guardé ahí el hachís, una buena lámina del aplastadito en alguna de las medicinas. Y me repito que si no lo encontré yo no lo va a encontrar él. Bueno, todas mis cosas están esparcidas por la mesa. Por un momento quiere hacerme tocar la guitarra para ver que la llevo por algo, menos mal que desaflojé las cuerdas porque me dijeron que con la presión del avión se podían romper y le explico que afinarla me llevaría un tiempo...y que en cualquier caso sólo estoy aprendiendo. Bueno, estoy tan tranquila y con una bonita y sincera sonrisa que el policía al final, sólo al final, también me sonríe. Ya puedo recoger mis cosas. El interrogatorio y la inspección han terminado.
Llevo 2 semanas en Melbourne, con Hyden y Katie que han cuidado mucho de mí...y yo de ellos. Ayer me vino la regla, punzante como hacía tiempo. Llevaba varios años tomando la píldora y me he dado un descanso hace unos meses. No me acordaba de lo que me dolía, de los cambios en mi estado de humor, de mis emociones intentando controlar mis pensamientos y mis actos, está siendo muy interesante encontrarme otra vez con mis hormonas porque con la píldora casi todos los síndromes premenstruales se disipan. He aprendido a controlarlos bastante bien estos meses y consigo buenos resultados, es muy curioso estudiar como cambia mi comportamiento...para quedarme de todas maneras más tranquila voy a ver si me he traido ibuprofeno. La caja de estos pain killer está sin estrenar, la abro y cuál no será mi sorpresa al encontrarme la famosa gran tola de hachís pegada en su interior!!! Madre mía!! Qué perfección la mía! je. La caja parecía sin abrir, con un precintito y todo. Por eso el poli justo esa caja no la abrió!
Hayden y Katie dicen que me hubieran devuelto derechita a España sin explicaciones de ningún tipo, con la notita negra de acompañamiento de wellcome no more a Autralia!
Pasado el susto nos hemos reido mucho los tres! Sobre todo porque aquí hachís no hay! Y este es del muy bueno. Me dicen que puedo sacar pasta vendiéndolo porque aquí sólo hay maríhuana pero estas cosas están para disfrutarlas.
Pienso mucho en lo importante de transmitir buen Karma, buenas emociones que atraen otras tantas. Pienso en India, todavía no he escrito lo que me pasó allí. Empezaré hoy.