Cuando fuimos tan crueles
A la hora del recreo, hay siempre un niño solo en el patio. Todos los
demás juegan mientras él se refugia en un rincón. Mira a los otros con
una mezcla de envida, admiración y vacío, muy quieto, como si temiera
ofender a alguien. Tiene nueve años y ya sufre la herida que tendrá
abierta toda su vida. Es diferente a los demás y lo rechazan por eso. No
se le dan bien las matemáticas, ni la lengua, ni siquiera la gimnasia.
Sin embargo, no le falta una sonrisilla en la cara cada vez que alguno
le llama por su nombre, aunque sea para burlarse de él.
Lo
recuerdo así, paradito, mirando fijamente con aquellos ojos grandes y
desproporcionados. Eran principios de los años ochenta y estábamos en
cuarto curso. Por entonces las cosas funcionaban de otra forma. Había un
profesor al que le gustaba ridiculizarlo delante de todos. Le hacía que
se tumbara en el suelo, que saltara, que cantara con su vocecilla
aguda, que hiciera el mono... Los demás nos reíamos a carcajadas y
aquellos momentos eran los más felices del día en nuestros pequeños y
crueles corazones. Ahora me parece que fui cómplice de algo horrible,
pero yo era “normal”, como mis compañeros, y había que despreciar al
diferente. Existían normas no escritas que justificaban nuestra
conducta.
Vergüenza. Ese es el sentimiento que sobrevuela mi
cabeza cada vez que algún recuerdo al azar me trae las imágenes de aquel
niño que un buen día desapareció del colegio y que nunca más volvimos a
ver. Finalmente supimos que sus padres habían aceptado la realidad y se
lo habían llevado a otro sitio donde le pudieran ayudar. Por desgracia,
del profesor solo conservo su estampa despiadada. No digo que aquel
hombre no tuviera también valores positivos, pero jamás me llegaron a
calar sus enseñanzas.
1 comentario:
Es muy curioso averiguar de dónde parte nuestra manera de ser, miedos... Darte cuenta que un chalado ha estropeado tu vida..., es denigrante...
Mi madre siempre nos decía: "No hagas con los demás lo que no te gustaría que hicieran contigo".
Hace un tiempo estuvo de moda "ser malo", y como todas las manadas, la gente lo siguió...
Lo importante es aprender de todo y, como reza el principio físico: "quita la causa y quitarás el efecto"...
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