Nadando entre tiburones
Nos piden más sacrificios. Nos exigen que nos apretemos el cinturón, que
hagamos más por menos y que renunciemos a los derechos adquiridos tras
mucha sangre derramada y largos años de lucha. Nos hacen culpables de
sus culpas. Sin embargo, en ellos no vemos respuesta, ningún gesto que
nos anime, nada. Los ladrones y estafadores siguen haciendo de las suyas
protegidos por el sistema. La justicia mira para otro lado y algunos
que dicen representarla, también se llevan su buena parte del pastel. Se
ataca al débil y el poderoso queda indemne. El aire huele a veces a
otras épocas que creíamos superadas.
Nos toca pagar la factura de lo que otros han roto. Del despilfarro no
se ha beneficiado el pueblo, nos han engañado y solo unos pocos
bolsillos han tenido buena cosecha. Los demás hemos vivido en un
espejismo, embobados por el brillo falso y efímero de los fuegos
artificiales, persuadidos por palabras dulces que pronunciaban lenguas
bífidas. Ahora los ricos son más ricos, los pobres más pobres y la clase
media está agonizando.
Ha quedado demostrado que no funcionan las medidas tomadas, que a lo
único que nos llevan los despropósitos del gobierno es a la más absoluta
ruina y a hipotecar nuestro futuro y el de nuestros hijos. Encima se
rien de nosotros y de los harapos que nos visten. No nos respetan y nos
insultan desde las tribunas a las que han llegado gracias al pueblo. Los
ciudadanos somos trozos de carne flotando en un mar turbio que está
infestado de tiburones. Nadie nos explica de qué va esto y los que
debían protegernos nos ponen el pie en el cuello para hundirnos más.
Ya hemos soportado bastante. Es el momento de salir a la calle, de
gritar, de llamarles a la cara lo que son y de exigirles
responsabilidades.
2 comentarios:
Muy de acuerdo, sobre todo con el final, ya ha llegado el momento.
Hay que tener claro quien maneja a las masas y cómo se come el coco: hemos llegado aquí debido a la falta de responsabilidad de los anteriores. El sr. de los robos a supermercados también viaja con dinero público a Venezuela y no se baja el sueldo ni dispone partidas para los desempleados y necesitados.
Pero la culpa la tienen los que tenemos: seguramente los únicos que trabajamos: habrá que ir a por quien la hace, no que paguen todos por pecadores...Eso también es robar y ser como ellos, ¡qué esperar de dicho colectivo!
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