Medallas
Hoy he soñado
con un mundo diferente. Era una sociedad en la que no se miraba a las
personas por su rango sino por su valía, su compromiso, su formación y
su esfuerzo. En las organizaciones primaba el trabajo en equipo bien
desarrollado y se buscaban objetivos comunes. Cada individuo, cada uno
de los eslabones, era parte importante de la cadena y todos eran
apreciados y necesarios.
Desafortunadamente desperté de mi
sueño con el brillo de una vieja medalla, ganada de forma más que
dudosa, deslumbrando mis ojos. Una medalla colgada en el pecho de un
lagarto que pasa sus días tirado al sol con la barriga bien llena, en su
reserva de animales protegidos. Me avergoncé de mi propia ingenuidad y
me dije: “¿tanto tiempo aquí y todavía no has aprendido las reglas del
juego?”
En ese momento, unas palabras desagradables y
estridentes mostraron la ausencia de galones en mi hombro y pararon mis
pies, pero no consiguieron amedrentarme ni enmudecer mi lengua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario