lunes, abril 28, 2008

Nuria

- Tío, tú eres muy raro.

Era la tercera vez que hacíamos el amor. Por aquel entonces yo era prácticamente virgen, y las dos veces anteriores no había durado ni cinco minutos. La primera fue después de una juerga en el Arabella's: subimos a su habitación, me senté en la cama y ella se quitó el sostén, liberando esos dos inmensos globos que tenía como pechos. Se sentó al lado mía.

- No te voy a violar, sonrió.

Comenzamos a besarnos, y enseguida me lancé a comerle las tetas. Me encantan las tetas gordas. Al rato me empujó contra el colchón, me besó el cuello, el pecho, hacía circulitos con su lengua en mis pezones, el vientre, el interior de mis muslos, y mi polla. No tardé en correrme. La segunda vez me pasó lo mismo.

- Tú tienes un problema con esto, ¿verdad?

- Pues la verdad es que no lo sé porque no tengo mucha experiencia, pero si tú lo dices...

- Sí, porque la otra vez pensé, no sé, igual es por la maría, pero dos de dos...

Así que a la tercera me concentré y aguanté hasta la penetración. Estábamos de pie, ella con sus manos apoyadas en el armario, y me corrí de nuevo nada más entrar. Nuria hizo ademán de salirse.

- No, espera un momento.

Mi polla volvió a crecer dentro de ella y seguimos follando hasta que me cansé. No sé cuanto tiempo sería, ¿media hora? ¿una hora? Pierdo el sentido del tiempo cuando hago el amor. Fue entonces cuando me dijo que era un tío raro.

- Tío, tú eres muy raro.

- Bueno, es lo que hay.

A Nuria le encantaba comerme la polla. Decía que eso era lo que más le excitaba. Luego se subía encima y comenzaba a cabalgarme, primero lentamente, acelerando el ritmo conforme se iba calentando.

- ¿Qué es lo que dices cuando tienes un orgasmo?

- ¿Digo algo? ¿De verdad?

- Sí, no siempre pero a veces hablas. Las primeras veces pensaba que era catalán, pero luego he prestado más atención y no sé en qué idioma hablas.

- ¿Ah, sí? Pues no me doy cuenta.

Con Nuria follábamos en cualquier lado; si estábamos en una fiesta, me llevaba a cualquier habitación. Una vez volvimos al salón y Andy, mi compañero de piso me miró muy seriamente con un cubata en la mano y me preguntó: 'Still alive?'. Si estábamos en un bar nos metíamos en los baños; en los cámpings lo hacíamos en las duchas. A veces la cogía en brazos y la apoyaba contra la pared, para penetrarla mejor. En la playa, en el ascensor, en medio de la calle, en el campo... Ha sido la tía con la que he follado en los sitios más raros. Nos encantaba.

Nuria se enfadó y dejó de hablarme cuando comencé a salir con otra chica. Un mes antes yo había intentado establecer un compromiso más formal con ella. Se agobió y me pidió que lo dejáramos. Nuria era un alma libre: se tiraba a quien le daba la gana, cuando le daba la gana y como le daba la gana. Me gustan las chicas así, sobre todo en lo que me toca. Luego empezó a hablarle mal de mí a mis amigos. Igual fue porque me la follaba mal.

4 comentarios:

Ricardo dijo...

¡¡¡El Arabella's!!!
¡¡¡qué buena época!!!

:D

Ya sé que no tiene mucho que ver con la historia en sí, pero pensando en el Arabella's y Andy me he transportado en el tiempo y se me ha puesto la sonrisa en la boca.

¿Sabes algo de Andy?

Eldalosse dijo...

¿Pero por qué la gente está tan obsesionada con follar? Dios, que manía! Tampoco es para tanto. Hay cosas mejores, bastante más placenteras y duraderas.
A ver, que follar está bien, por supuesto, pero es como comerse un helado o un chocolate caliente...
No hay que darle tanta importancia.
Creo que hay cosas más importantes en las que pensar.
Y repito, follar está bien, pero la gente anda demasiado obsesionada. Y joder, para hacerse una paja o tirarse a un tío, sólo hay que usar el vibrador o el dedo, o salir una noche y buscar entre tanto desesperado.
Aunque algunos que fatiguilla que dan.

didgewind dijo...

Hola miranda. No son historias de follar. Son historias de amor.

besos.

Eldalosse dijo...

jajaja!
De amor dice...
¿Por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo?
El amor es otra cosa, bastante más sacrificada. :):P