El tiempo perfecto
Las horas se condensan
en el techo de la habitación
y caen sus gotas
sobre nosotros.
La imagen se forja
en mi memoria
y ya no existen tus ojos,
llenos de presente,
en el indómito futuro
que edificamos sin cimientos.
Las horas se condensan
en el techo de la habitación
y caen sus gotas
sobre nosotros.
La imagen se forja
en mi memoria
y ya no existen tus ojos,
llenos de presente,
en el indómito futuro
que edificamos sin cimientos.
Publicado por
Victor Manuel Jiménez Andrada
a las
1:56 p. m.
Etiquetas: poesía
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