Camden Town, London
Ahora mismo estoy en Camden Town, tomando un Arabian Jasmine en un restaurante fashion. La decoración es japonesa y la música muy moderna (funky drum chill, o una mezcla de ésas). Enfrente hay un grupo de unas quince personas bebiendo champagne, igual pertenecen a alguna compañía de teatro, o a alguna serie de televisión. He subido buscando un poco de tranquilidad, un asiento cómodo donde descansar y una taza de té caliente con la que recuperar fuerzas y no quedarme dormido, pues es la hora de la siesta. Me senté pero nadie vino a atenderme, miré la carta pero no había tés. Por fin pasó un chico vestido totalmente de negro, le hice una seña y se acercó. '¿Un té, por favor?'. '¿Qué clase de té?'. 'Er... no sé, cuáles tienen? He mirado en la carta y no aparecen'. '¿No? Déjeme mirar... Vaya, pues deberían'. 'Quizás en la otra, espere, sí, aquí están'. 'Disculpe, deberían aparecer en esta también'. Al final me he decidido por el Arabian Jasmine. Lo trae el mismo chico en una jarrita de cristal transparente. Me dice que si se lo permito, al té me invita él. 'Thank you very much', respondo. Cuando voy por la mitad de la jarra le llamo de nuevo. 'Disculpe, ¿podría traer algo de azúcar, por favor?'. 'Por supuesto', contesta. 'Y le voy a volver a llenar la jarra, si no va a saber muy amargo'. 'Gracias', repito de nuevo. Y cuando regresa, 'Está siendo muy amable conmigo'. 'No se preocupe, es la vida. Primero soy yo el amable, luego lo es ustéd, y así'. No sé si se referirá a algo en concreto, pero me da igual. Cuando la gente es positiva, me mola. Me ha puesto de buen humor.
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