La Sirena
Permanezco despierto, aunque sé que esta noche tampoco vendrá. Mi sirena se encuentra varada en alguna playa lejana, imaginando que la arena bajo su piel es mi piel, las olas que la mecen mi vaivén acunándola en mis brazos y la brisa marina palabras de amor que susurro en sus oídos. Nunca nos hemos encontrado (¿o tal vez sí?) pero yo sé que existe, al igual que yo existo, y que cada lágrima que derramo por cada instante que no paso con ella se convierte en fuego interior que resplandecerá la noche que consumemos nuestro amor. Mientras tanto abrazo la fría almohada pensando en ella y rezo para que el sueño me transporte rápidamente con la esperanza de que el nuevo día nos acerque un poco más.
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