5 años de vícaro: Masturbarse: la segunda mejor manera de empezar un nuevo día
Fecha original de publicación: 31 de enero del 2007
Autor: merteuil
enlace original y comentarios
Los rayos de sol de primera hora de la mañana asoman ya por entre los edificios y se reflejan en los cristales de las ventanillas de los coches que forman una larga caravana en la M-30. Llevan un buen rato parados. Los rostros de la gente que va en su interior reflejan cara de pocos amigos, salvo el de una chica que sonríe, Marteuil. Sube la música con la mano derecha (The Smiths) y después se la coloca en la entrepierna por debajo de la falda. No lleva bragas. Un tanga reposa en el suelo, al lado de sus pies descalzos. Comienza a mover suavemente los dedos, acariciándose con movimientos circulares el clítoris y suspira de placer. Con la mirada perdida observa la fila de coches que tiene delante.
Merteuil (sus pensamientos): Tengo lo menos 45 minutos para darme placer... ¿Cuantos orgasmos tendré tiempo de disfrutar? Nunca hay manera de contarlos, en el séptimo pierdo la cuenta... me encanta esta canción... Ahh, creo que el primero ya esta aquí....
La fila de coches de su izquierda comienza a moverse. Un señor trajeado de rostro muy serio pasa a su lado. Luego pasa una chica con cara de borde que va hablando sola. Un matrimonio que no se habla va detrás.
Marteuil (ronroneando): Sííí... puf... qué bien. Sus dedos se detienen unos instantes para volver a deslizarse lentamente a un lado y a otro. Poco a poco los va moviendo con mayor rapidez... Ahhh... Los detiene y aprieta las piernas con fuerza. El coche que tiene delante ha empezado a avanzar y saca la mano de debajo de su falda para meter primera. Se mueven unos metros y vuelven a detenerse. No hay dos sin tres... Se lleva las manos a su clítoris, que está húmedo e hinchado y lo acaricia con ansia. Ahhh, joder... Sus dedos se detienen otra vez. Mira a su izquierda y ve a un conductor gritando al de delante. Se ríe. Mira a su derecha. Una mujer que va discutiendo con un hombre que va a su lado le recuerda a la rancia de su vecina. Se vuelve a reír y comienza otra vez a mover sus dedos. Qué maravilla de atasco, cuanto más dure mejor. No entiendo a esta gente con tanta prisa, ¿a dónde tienen tanta urgencia de llegar? ¿Tan maravilloso es su destino que piensan que estar en un atasco es perder el tiempo? ¿Una caravana de coches es lo que les separa de la felicidad en la que viven? Creo que la mayoría se preocupan tanto de no llegar tarde que no piensan en que se puede disfrutar por el camino.... Ahhh.... qué bien... el cuarto..... ahhhh... el quinto... Ahhh.... Ahhhh... Dios... ¿Por qué se dirá Dios, cuando se tiene un orgasmo?.... Mierda, ahora que venía otro tengo que volver a poner primera porque los coches se mueven... ¡Joder, yo quiero que siga habiendo atasco!
La caravana se disuelve poco a poco. Merteuil conduce hasta la puerta de un enorme edificio gris y aparca. Mira hacia el último piso y la sonrisa desaparece de su rostro.
Merteuil: Puf, necesito unos cuantos orgasmos más que me den la fuerza necesaria para subir. Permanece un rato dentro del coche sin parar de tocarse y de gemir. Lo malo de la masturbación femenina es que nunca se encuentra el momento de parar, llegado un límite de excitación siempre se quiere más. Resignada deja de tocarse y se pone el tanga y las sandalias. Se baja del coche estirándose la falda y no puede evitar apretar las piernas y contraer su rostro de placer. Madre mía, como no me controle me voy a correr otra vez en el ascensor... ¡¡y a ver quién más sube en él!!
Autor: merteuil
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Los rayos de sol de primera hora de la mañana asoman ya por entre los edificios y se reflejan en los cristales de las ventanillas de los coches que forman una larga caravana en la M-30. Llevan un buen rato parados. Los rostros de la gente que va en su interior reflejan cara de pocos amigos, salvo el de una chica que sonríe, Marteuil. Sube la música con la mano derecha (The Smiths) y después se la coloca en la entrepierna por debajo de la falda. No lleva bragas. Un tanga reposa en el suelo, al lado de sus pies descalzos. Comienza a mover suavemente los dedos, acariciándose con movimientos circulares el clítoris y suspira de placer. Con la mirada perdida observa la fila de coches que tiene delante.
Merteuil (sus pensamientos): Tengo lo menos 45 minutos para darme placer... ¿Cuantos orgasmos tendré tiempo de disfrutar? Nunca hay manera de contarlos, en el séptimo pierdo la cuenta... me encanta esta canción... Ahh, creo que el primero ya esta aquí....
La fila de coches de su izquierda comienza a moverse. Un señor trajeado de rostro muy serio pasa a su lado. Luego pasa una chica con cara de borde que va hablando sola. Un matrimonio que no se habla va detrás.
Marteuil (ronroneando): Sííí... puf... qué bien. Sus dedos se detienen unos instantes para volver a deslizarse lentamente a un lado y a otro. Poco a poco los va moviendo con mayor rapidez... Ahhh... Los detiene y aprieta las piernas con fuerza. El coche que tiene delante ha empezado a avanzar y saca la mano de debajo de su falda para meter primera. Se mueven unos metros y vuelven a detenerse. No hay dos sin tres... Se lleva las manos a su clítoris, que está húmedo e hinchado y lo acaricia con ansia. Ahhh, joder... Sus dedos se detienen otra vez. Mira a su izquierda y ve a un conductor gritando al de delante. Se ríe. Mira a su derecha. Una mujer que va discutiendo con un hombre que va a su lado le recuerda a la rancia de su vecina. Se vuelve a reír y comienza otra vez a mover sus dedos. Qué maravilla de atasco, cuanto más dure mejor. No entiendo a esta gente con tanta prisa, ¿a dónde tienen tanta urgencia de llegar? ¿Tan maravilloso es su destino que piensan que estar en un atasco es perder el tiempo? ¿Una caravana de coches es lo que les separa de la felicidad en la que viven? Creo que la mayoría se preocupan tanto de no llegar tarde que no piensan en que se puede disfrutar por el camino.... Ahhh.... qué bien... el cuarto..... ahhhh... el quinto... Ahhh.... Ahhhh... Dios... ¿Por qué se dirá Dios, cuando se tiene un orgasmo?.... Mierda, ahora que venía otro tengo que volver a poner primera porque los coches se mueven... ¡Joder, yo quiero que siga habiendo atasco!
La caravana se disuelve poco a poco. Merteuil conduce hasta la puerta de un enorme edificio gris y aparca. Mira hacia el último piso y la sonrisa desaparece de su rostro.
Merteuil: Puf, necesito unos cuantos orgasmos más que me den la fuerza necesaria para subir. Permanece un rato dentro del coche sin parar de tocarse y de gemir. Lo malo de la masturbación femenina es que nunca se encuentra el momento de parar, llegado un límite de excitación siempre se quiere más. Resignada deja de tocarse y se pone el tanga y las sandalias. Se baja del coche estirándose la falda y no puede evitar apretar las piernas y contraer su rostro de placer. Madre mía, como no me controle me voy a correr otra vez en el ascensor... ¡¡y a ver quién más sube en él!!
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