5 años de vícaro: Talento incipiente
Fecha original de publicación: 22 de septiembre del 2008
Autor: didgewind
enlace original y comentarios
Hoy, revisando el correo, me he encontrado con una grata sorpresa, el relato que me ha enviado una amiga, que publico a continuación. Siempre me resulta interesante y sorprendente el punto de vista de las chicas con respecto al sexo. Que lo disfrutéis.
Camino del baño se sentía culpable, sabía que eso no estaba bien, de hecho se lo habían enseñado desde que era pequeña. Pero el movimiento del tren le estaba dando unas ganas incontenibles de correrse, había intentado dormirse dando varias vueltas en su minúsculo asiento pero era imposible, su sexo le pedía a gritos, mejor dicho, le exigía que se ocupara de él. Sabía que con poco, con muy poco se iba a correr, no necesitaba casi ni tocarse pero le daba demasiada vergüenza hacerlo con todo el mundo a su alrededor, no es que ella fuera muy escandalosa pero seguro que su placer lo podían sentir sin verlo ni oírlo.
A su lado hay un muchacho joven, ella piensa que seguro que si le cuenta lo que le sucede entre los dos lo pueden solucionar. Lo mejor sería coger su mano y acercarla a mis, digo, a sus piernas y poner las manos de ella en su polla, sobre sus pantalones; o quizá sea mejor hablarle...mmm... qué duda y lo peor que su sexo no le deja pensar con claridad, ya no hay tiempo y por experiencia sabe que el sexo nunca es tan sencillo como follar con un desconocido en el baño de un tren y adiós muy buenas. La gente cuando folla adquiere derechos que nadie le ha dado. Definitivamente la idea no es muy buena, lo mejor será ir al baño sola.
De camino todos la miran, irradia algo que los demás no tienen y que les produce cierta envidia, incluso parece que sus pechos son algo más grandes y su boca tiene el gesto de cuando sabes que vas a hacer algo que te va a gustar.
¡Mierda! el baño está ocupado, ya no puede esperar más. Llega otra chica que también está esperado para ir al baño, es atractiva, pero no, definitivamente no tiene tiempo de convencer a nadie que se plantee su bisexualidad.
¡Al fin! Ya se queda libre el baño, tiene poco tiempo, pero no importa, sabe que no necesita mucho.
Se pone frente al espejo, será divertido, y mientras con una mano toca su sexo con la otra recorre su cuerpo, su boca, sus tetas, su culo... Cada vez más húmedo su cuerpo empieza a temblar y los dedos cada vez más deprisa entran y salen y se recrean buscando nuevos rincones, y entran y salen, una y otra vez, y otra vez, y otra vez, cada vez más fuerte. Se imagina varias escenas, con varias personas tomándola y penetrándola por varios sitios a la vez, se imagina chupando una polla mientras la penetran, o.... chupando el coño de la chica que está esperando al otro lado de la puerta. Mientras, su mano, ya algo cansada sigue sin parar y su cuerpo parece que va a explotar de un momento a otro.
El clímax no es tan espectacular como se había esperado, pero al menos está algo más calmada y puede volver a su asiento a leer. Su sexo está más relajado y su cabeza vuelve a tener lucidez, al menos vuelve a poder pensar en otras cosas, porque tal y como le han enseñado son los chicos los que piensan en el sexo de esa manera.
Hoy, revisando el correo, me he encontrado con una grata sorpresa, el relato que me ha enviado una amiga, que publico a continuación. Siempre me resulta interesante y sorprendente el punto de vista de las chicas con respecto al sexo. Que lo disfrutéis.
Camino del baño se sentía culpable, sabía que eso no estaba bien, de hecho se lo habían enseñado desde que era pequeña. Pero el movimiento del tren le estaba dando unas ganas incontenibles de correrse, había intentado dormirse dando varias vueltas en su minúsculo asiento pero era imposible, su sexo le pedía a gritos, mejor dicho, le exigía que se ocupara de él. Sabía que con poco, con muy poco se iba a correr, no necesitaba casi ni tocarse pero le daba demasiada vergüenza hacerlo con todo el mundo a su alrededor, no es que ella fuera muy escandalosa pero seguro que su placer lo podían sentir sin verlo ni oírlo.
A su lado hay un muchacho joven, ella piensa que seguro que si le cuenta lo que le sucede entre los dos lo pueden solucionar. Lo mejor sería coger su mano y acercarla a mis, digo, a sus piernas y poner las manos de ella en su polla, sobre sus pantalones; o quizá sea mejor hablarle...mmm... qué duda y lo peor que su sexo no le deja pensar con claridad, ya no hay tiempo y por experiencia sabe que el sexo nunca es tan sencillo como follar con un desconocido en el baño de un tren y adiós muy buenas. La gente cuando folla adquiere derechos que nadie le ha dado. Definitivamente la idea no es muy buena, lo mejor será ir al baño sola.
De camino todos la miran, irradia algo que los demás no tienen y que les produce cierta envidia, incluso parece que sus pechos son algo más grandes y su boca tiene el gesto de cuando sabes que vas a hacer algo que te va a gustar.
¡Mierda! el baño está ocupado, ya no puede esperar más. Llega otra chica que también está esperado para ir al baño, es atractiva, pero no, definitivamente no tiene tiempo de convencer a nadie que se plantee su bisexualidad.
¡Al fin! Ya se queda libre el baño, tiene poco tiempo, pero no importa, sabe que no necesita mucho.
Se pone frente al espejo, será divertido, y mientras con una mano toca su sexo con la otra recorre su cuerpo, su boca, sus tetas, su culo... Cada vez más húmedo su cuerpo empieza a temblar y los dedos cada vez más deprisa entran y salen y se recrean buscando nuevos rincones, y entran y salen, una y otra vez, y otra vez, y otra vez, cada vez más fuerte. Se imagina varias escenas, con varias personas tomándola y penetrándola por varios sitios a la vez, se imagina chupando una polla mientras la penetran, o.... chupando el coño de la chica que está esperando al otro lado de la puerta. Mientras, su mano, ya algo cansada sigue sin parar y su cuerpo parece que va a explotar de un momento a otro.
El clímax no es tan espectacular como se había esperado, pero al menos está algo más calmada y puede volver a su asiento a leer. Su sexo está más relajado y su cabeza vuelve a tener lucidez, al menos vuelve a poder pensar en otras cosas, porque tal y como le han enseñado son los chicos los que piensan en el sexo de esa manera.
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