Hitchhiking en Las Antípodas I
Llevo dos meses moviéndome por Nueva Zelanda a base de autostop. En general ha sido bastante sencillo, aunque las últimas veces se están demorando demasiado en recogernos, quizás porque ahora somos dos, quizás porque ahora estamos en la isla norte. Quién sabe. El 27 de este mes Heike se vuelve a Alemania, y en principio vuelvo a estar solo, entonces veremos si se debe a una causa o a otra, o no tiene que ver con ninguna de las dos.
Es importante saber situarse en un punto en el que los coches te puedan ver desde lejos, que llevas equipaje y así tengan más confianza en ti, y tengan sitio para parar detrás tuya. Esto último es especialmente importante, porque todas las carreteras que interconectan distintas ciudades de por aquí son de un solo carril, incluidas las autopistas. De vez en cuando hay una señal que reza 'Zona de Adelantamiento, x metros', y entonces el carril se divide en dos, y la x indica la longitud de dicha zona. Pero como digo, en general hay un solo carril, por lo que los coches que vienen detrás necesitan espacio suficiente para pasar al coche que para sin invadir el otro carril. Y por supuesto hay que tener paciencia. En la isla sur normalmente no tenía que esperar mucho, pero en la isla norte con Heike las esperas se nos están haciendo eternas. Como en general no tengo prisa no se hace excesivamente duro, aunque es bastante cansado ver pasar coche tras coche sin que pare ninguno, algunos te saludan, otros te sonríen, pero ninguno te recoge, y ahora quieras que no me siento algo responsable, porque Heike hasta este momento viajaba en autobús y si está haciendo autostop es porque yo quiero, claro que en última instancia es su elección. Y si a veces se pone algo nerviosa le doy un abrazo y le digo que le quiero mucho y ya está. Y al final siempre hay alguien que te recoge, y estás tan contento que no piensas en el tiempo que has estado esperando.
Los viajes de Christchurch a Waitati y de Milton a Te Anau los hice en autobús. De Waitati a Milton me acercó Louise, mi primera host de helpx. Un cielo, Louise. Pero luego en Fiorland decidí probar el autostop porque todo el mundo con quien hablaba del tema me decía que aquí en Nueva Zelanda funciona muy bien, así que el viernes que dejé el backpackers en Te Anau cogí la mochila (otra cosa importante es que la mochila no pese demasiado por si tienes que caminar un rato buscando un buen sitio para hacer dedo), el didgeridoo y la bolsa de Marruecos y cuando salí de la ciudad me puse a esperar. Pasaron algunos coches y como a la media hora paró un chico alemán que estaba tres semanas de vacaciones y había alquilado el coche para moverse más rápido por la isla. Creo recordar que en un par de días se juntaba con su novia, que venía de Alemania también. El chaval no iba para Queenstown, sino para Dunedin, pero me hizo un recorrido de unos 80 kilómetros hasta Lunsdem, y en general fue bastante simpático. A la media hora de dejarme se puso a llover, pero afortunadamente diez minutos antes un nativo de Queenstown me recogió en su furgoneta. Detrás llevaba un ciervo que había cazado el día anterior, y me habló de cuando estuvo viviendo en Inglaterra, Holanda y Andorra. Según parece también hizo bastante autostop en Europa, y una vez yendo hacia Barcelona le recogió un tipo que era dueño de un restaurante, que al llegar a la Citat Condal le invitó a cenar y le dio alojamiento, y desde entonces siempre para para recoger a la gente. Estuvimos hablando de Queenstown, la temporada de esquí, y de cómo en sus montañas se rodó gran parte de El Señor de los Anillos, de que casi todos sus amigos habían hecho de Hobbits en la película, y de que muchos anuncios que luego se emitían en Europa se rodaban allí.
- Todo el mundo en esta jodida ciudad tiene un agente. Yo tengo un agente. Hasta él, dijo señalando a su perro, tiene un agente.
Los dos siguientes desplazamientos los hice con conocidos. El primero, de Queenstown a Wanaka, fue un trayecto de unos 50 kilómetros por carretera de montaña con una pareja de taiwaneses que habían estado de couchsurfing en la misma casa que yo. El chaval invadía el carril contrario de forma sistemática cada vez que tenía que coger una curva.
- ¿En China y Taiwan es habitual esto que haces de invadir el carril contrario para coger las curvas?
- Es que así es menos cansado. Pero antes me aseguro de que no viene nadie de frente.
- Pues cuando vayas para Europa no lo hagas, porque es ilegal y te pueden multar.
Estoy seguro de que aquí también lo es, pero no quiero parecer demasiado pedante cuando además me están llevando gratis. El segundo fue con una amiga de Linda, la chica con la que hice helpx en Wanaka. No me acuerdo de cómo se llamaba, Bárbara quizás, pero hicimos buenas migas y como ella iba para Queenstown no le importó coger el camino de la autopista y dejarme en Cromwell. Allí volví a hacer autostop y de nuevo me recogieron justo antes de que se pusiera a llover, en este caso un señor mayor que me preguntó de dónde era y que si el palo que llevaba era una caña de pescar. Tenía un acento muy cerrado, o quizás era mi oído el que estaba cerrado. Por decir algo le pregunté sobre el tiempo que íbamos a tener los próximos días, y como contestación estuvo hablando sin parar durante diez minutos. Yo no me enteraba de nada, así que de vez en cuando soltaba algún 'ajá' o un 'yeah', o sonreía en los momentos que me parecían apropiados. Lo único que le entendí fue algo relacionado con Rusia, Moscú, dos vías lácteas, la nieve y que había estado trabajando en las montañas, o algo así. Tras una pequeña pausa y como parecía que le apetecía hablar le dije 'Actually, here you have a lot of mountains'. El tipo me miró con aire grave y contestó: 'Absolutelly', y ya no paró de hablar hasta que llegamos a Alexandra. Iba muy despacio y cuando otro coche venía por detrás reducía aún más la marcha y se arrimaba al arcén para facilitar el adelantamiento. De Alexandra me llevó al cruce con la StateHighway 1 otro señor que conducía un todoterreno y arrastraba un mini velero. Le gustaba navegar, sus hijos estaban en una competición de seis meses alrededor del mundo, y ahora estaban en Europa. Si les iba bien en algunas regatas algunas marcas les esponsorizaban las siguientes, y él les había dicho que adelante, que ahora que eran jóvenes era una buena oportunidad para ver mundo. Su hija estaba estudiando en Dunedin, y aunque no lo tenía muy claro quizás probara a hacer algo de prospección de tierras. Él también había estado en España a principios de los 70.
Un estudiante universitario me recogió a los pocos minutos y cuando se enteró de que era español me contó todo ilusionado que él quería ir al País Vasco, porque competía cortando troncos y sabía que allí era un deporte muy popular. Su especialidad era la velocidad, esto es, a ver quién cortaba un tronco más rápido, supongo que a base de eliminatorias, como un torneo. Otra prueba era cortar varios troncos, pero eso llevaba más tiempo y no era lo suyo, entiendo que en este caso se podría catalogar como prueba de resistencia. Si hay algún vasco leyendo esto y que nos lo pueda aclarar, yo personalmente le estaría muy agradecido. Le dije que en el País Vasco también levantan piedras y juegan a la pelota vasca, aunque esto último se lo tuve que explicar porque no lo conocía.
Mis siguientes viajes fueron de Owaka a Dunedin, que me llevo Stu, Dunedin - Timaru, que fui con Richard y Gina, y Timaru - Christchurch, que lo hice con Amanda. Todos estos no cuentan como hitchhiking porque fueron con amigos o familiares de amigos, así que no tuve que hacer dedo. Mención especial para Amanda, que se desvió 20 kilómetros de su recorrido para dejarme sano y salvo en casa de Eric y Caroline.