lunes, agosto 27, 2012

La Inmortalidad

Según algunas escuelas budistas, el hombre vive incontables vidas en cada uno de los diferentes reinos (reino de los infiernos, el de las almas hambrientas, de los animales, humanos, semidioses y dioses) hasta alcanzar la iluminación y renacer en el reino de los budas. Debo reconocer que la filosofía budista me atrae mucho, la relación causa-efecto, el que todo esté en continuo movimiento, la compasión, el no apego... pero no acababa de creerme lo de la reencarnación, el tránsito por los distintos bardos y sus consecuencias. Hasta el otro día

Quien me conozca un poco sabe que soy (supongo) bastante científico. Una amiga me dijo el otro día que la serie Big Bang le recordaba a mí (¿Quizás por Leonard? ¿Quizás por Sheldon? ¿Tal vez por Penny?), y entre otras cosas, mi convicción de que todos somos uno en conjunción con el universo no comulgaba mucho con la idea de que cada persona, animal o cosa es un individuo desligado de todos los demás en una carrera por iluminarse, salir del samsara y disfrutar de una vida eterna sin sufrimientos.

Y entonces se me ocurrió lo siguiente: sabemos, por la ciencia, o sospechamos, porque todo lo que dice la ciencia es aceptado hasta que se encuentra una teoría que explica mejor las cosas, y SIEMPRE se encuentran nuevas teorías que explican mejor las cosas, que las partículas que conforman nuestro organismo son tan infinitesimalmente pequeñas que cuando morimos se reparten por todos y cada uno de los organismos vivientes que hay en ese momento en la Tierra. Es decir que, básicamente, en ti tienes partículas que alguna vez pertenecieron a Jesucristo, Buda o Stalin. O al pescadero de la esquina.

También hay teorías (probablemente menos aceptadas) que sugieren que sentimos a nivel celular (en este caso parece que cuando nos encontramos en una situación propensa a despertar en nosotros algún sentimiento concreto el hipotálamo inunda la corriente sanguínea de péptidos asociados a dicho sentimiento, que van a parar a nuestras células; de aquí podemos también deducir que somos adictos a nuestras emociones, pero ésa es otra historia que igual trataremos en otro post, si es que no lo hemos hecho ya).

Yo voy a llevarlo un poco más allá (aunque estoy seguro de que no seré el primero): no sólo sentimos a nivel celular, sino que nuestra forma de ser, de sentir, lo felices que somos, influye en 'algo' a nivel de partículas. Por definirlo de alguna manera, digamos que existe una correspondencia directa entre nuestro camino hacia la iluminación (o la felicidad) y el nivel vibracional de nuestras partículas (algo así como, cuanto más iluminado estés, mayor nivel energético tendrán tus partículas, y al contrario). Por supuesto, no es que lo crea literalmente, es simplemente una forma de explicarlo.

Y lo que me viene a la cabeza entonces es: ¿qué pasa si yo, como individuo, no existo, y lo que existe y permanece tras mi muerte son mis partículas subatómicas vibrando al nivel energético en el que las haya dejado? ¿Y si mi concepto de 'yo' emerge únicamente como consecuencia de una agrupación de un conjunto de estas partículas, y por lo tanto existo simplemente como un medio que utilizan éstas para elevar su nivel de vibración? ¿Y cuando muero ese 'yo' deja de existir y cada partícula se desliga del resto y se junta con otras, que a veces ya forman parte de otro ente existente y a veces forman un ente completamente nuevo?

Esta teoría me resulta más aceptable para explicar 1 – la reencarnación aunando los puntos de vista budista y científico, pues cuando 'yo', mi consciencia, el medio, muere, mis partículas subsisten y se adhieren a otros entes (quizás al azar, quizás a otras partículas de nivel vibracional parecido), con lo que efectivamente el 'yo', el conjunto de todas mis partículas, ya ha vivido y vivirá incontables vidas y 2 – el que todos somos uno con el universo, pues mi 'yo' inmortal, mis partículas, a veces pertenecen a un ente, a veces a otro, siempre a varios a la vez, y mi misión en esta vida (la misión de mi 'yo' temporal) quizás sea conseguir, no sólo que mis partículas eleven su vibración, sino ayudar también a que el resto de partículas del universo la eleven. Al fin y al cabo, 'yo' soy el conjunto de estas partículas de igual manera que podría haber sido las del vecino.

Así pues, en este momento soy sólo un medio para elevar el nivel vibracional del universo en su conjunto (o su nivel de consciencia, como les gusta decir a los gurús del New Age).

Claro que esto que os cuento es sólo una teoría.

viernes, agosto 24, 2012

1 de septiembre. Escritores por Ciudad Juárez.

Evento: II Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez.
¿Dónde?: Convocatoria Internacional. En Cáceres: Ateneo (C/ San Petesburgo, 14).
¿Cuándo?: Sábado 1 de septiembre 2012, a las 11:00 h.
Más información: http://caceresporciudadjuarez.blogspot.com.es/


jueves, agosto 23, 2012

Súbete a un Columpio

Hace unas semanas volví a experimentar esa sensación tan agradable que se tiene cuando te subes a un columpio. La verdad es que no sé por qué no lo hago más a menudo, quizás por falta de oportunidades, quizás porque mi mente está tan condicionada al mantra eso-es-cosa-de-niños que automáticamente bloqueo cualquier impulso de montarme en uno cuando aparece ante mis ojos. O directamente, bloqueo la misma imagen del columpio.

Y es una pena, porque cada vez que me subo a uno me lo paso estupendamente, me sale la risa fácil, me invade una inmensa sensación de libertad.

Me pregunto por qué es tan raro ver a un adulto montado en un columpio. Supongo que tiene que ver  mucho con el sentido del ridículo, con el apego a la identidad de adulto, con pensamientos del tipo 'la gente que me vea va a pensar que soy un inmaduro', etc. Y esto me hace pensar en cómo presumimos de  ser libres para tomar nuestras propias decisiones, pero en realidad no lo somos tanto como para hacer algo tan simple como montarnos en un columpio.

Así que te propongo un experimento: la próxima vez que un columpio se cruce en tu camino, reivindica tu libertad y súbete a él. Y disfruta.

lunes, agosto 20, 2012

Medallas

Hoy he soñado con un mundo diferente. Era una sociedad en la que no se miraba a las personas por su rango sino por su valía, su compromiso, su formación y su esfuerzo. En las organizaciones primaba el trabajo en equipo bien desarrollado y se buscaban objetivos comunes. Cada individuo, cada uno de los eslabones, era parte importante de la cadena y todos eran apreciados y necesarios.
Desafortunadamente desperté de mi sueño con el brillo de una vieja medalla, ganada de forma más que dudosa, deslumbrando mis ojos. Una medalla colgada en el pecho de un lagarto que pasa sus días tirado al sol con la barriga bien llena, en su reserva de animales protegidos. Me avergoncé de mi propia ingenuidad y me dije: “¿tanto tiempo aquí y todavía no has aprendido las reglas del juego?”
En ese momento, unas palabras desagradables y estridentes mostraron la ausencia de galones en mi hombro y pararon mis pies, pero no consiguieron amedrentarme ni enmudecer mi lengua.

domingo, agosto 19, 2012

El cementerio de Praga

Leía estos días "El Cementerio de Praga" y me asombraba cómo un profesor de Universidad que me ganó con "El nombre de la rosa", podía escribir así, hasta que llegué al final y comprendí. ¡Muy inteligente!
Debemos tomar nota de cómo un rumor y una novela pueden crear un Holocausto Nazi o el odio a los judíos. Para colmo, hay gente que duda de su existencia (no quisiera estar en el pellejo de sus víctimas al escuchar estos comentarios).
Del mismo modo, si echáis la vista atrás y no tanto, la mayoría de las guerras han sido luchas de poder: el caso es quítate tú para ponerme yo. En la mayoría de las situaciones, las sociedades y minorías más civilizadas (quizá más cultas y con más poder o mejores costumbres) sucumbieron ante los "bárbaros". 
No dista mucho de lo que hay hoy en día, manejados por políticas económico-empresariales: el medio ambiente da igual, el individuo da igual..., no hay honradez ni interés en que la haya, por supuesto.
La mayor parte de las guerras son por envidia: quiero lo que tú tienes; en vez de ganármelo yo por mí mismo.
La sociedad está podrida:
Aquí se continúa echando la culpa a sabe nadie quién, cuando los hechos están claros y se sabe cómo han esquilmado unos y otros...

Por otro lado, el mercado nos impone a ser guapos, ir al gimnasio... y me pregunto, ¿los que no lo son tienen derecho a ir a la playa? Como pasó en Italia, donde se prohibió que fueran las feas. O, ¿los minusválidos tienen derechos como los demás seres humanos? No son el prototipo que defienden las revistas...

No estoy con Víctor, pues mis cimientos sí están bien cimentados y que pretenden confundirnos y comernos el coco con todo,  pues expertos son en sacar dinero bajo las piedras.

La rueda creada es difícil de deshacer: "Poderoso caballero es Don Dinero"...
Se habla de los masones (que no tenían nada que ver con gente aristrocrática) y de iluminati. Quizá para desviar la atención a otras cabezas de turco, que no tendrán nada que ver. Porque, ¿no les avergüenza, tras lo mal que se ha hecho, volverse a presentar o echar las culpas a otro de tu ineficacia, dejadez e irresponsabilidad? El que omite también tiene culpa...
Señores, la justicia no funciona como tal. Como dicen por ahí: "una mentira dicha mil veces se convierte en verdad".
Como decía Lupa en su "Reciclaje", todo debe germinar en nosotros mismos y en nuestro alrededor: trabajo...
Como colofón: el día que me demuestren que detrás de estos "salvadores" (léase Gripe A, cuidado del medio ambiente o acústico (nadie se ha molestado en reducir el que produce el transporte en Madrid) )no hay dinero (intereses al fin y al cabo) de por medio, me callaré.

viernes, agosto 10, 2012

Medir las fuerzas

Cuatro chicos de un curso superior la habían tomado con él. Era bajito, delgado y con gafas. Cada recreo le robaban el bocadillo y se lo comían delante de sus narices. Nunca lo denunció a ningún profesor. Un día, después del recreo, los cuatro gamberros tuvieron que ser atendidos en la enfermería con fuertes dolores de barriga y una diarrea imparable. Eso les enseñó a no volverse a meter con el hijo del farmacéutico.

lunes, agosto 06, 2012

Alegría!

La idea de felicidad para Tolstoy

“I have lived through much, and now I think I have found what is needed for happiness. A quiet secluded life in the country, with the possibility of being useful to people to whom it is easy to do good, and who are not accustomed to have it done to them; then work which one hopes may be of some use; then rest, nature, books, music, love for one’s neighbor — such is my idea of happiness. And then, on top of all that, you for a mate, and children perhaps. — What more can the heart of a man desire?” 

 

Leon Tolstoy

miércoles, agosto 01, 2012

Lose yourself to find yourself

Eckhart Tolle me ayuda a volver a mi centro cada vez que me pierdo en el mundo de la materia física. Me recuerda que tengo que olvidar, soltar, sentir más las sensaciones y pensar menos. Estar aquí y ahora porque por más que uno se mueva en el espacio-tiempo siempre es aquí y ahora jajajaja
Dejo aquí algunas de sus palabras, si alguien no entiende inglés y tiene interés se lo traduzco :)
Con Amor

LOSE YOURSELF TO FIND YOURSELF

 Inner space arises whenever you let go of the need to emphasize your form-identity. That need is to the ego.It is not a true need. Whenever you relinquish one of these behavior patterns, inner space emerges. You become more truly yourself. To the ego it will seem as if you were losing yourself, but the opposite is the case. Jesus already taught that you need to lose yourself to find yourself. Whenever you let go of one of these patterns, you de-emphasize who you are on the level of form and who you are beyond form emerges more fully. You become less, so you can be more.
Here are some ways in which people unconsciously try to emphasize their form-identity. If you are alert enought, you may be able to detect some of these unconscious patterns within yourself: demanding recognition for something you did and getting angry or upset if you don´t get it; trying to get attention by talking about your problems, the story of your illnesses, or making a scene; giving your opinion when nobody has asked for it and it makes no difference to the situation; being more concerned with how the other person sees you than with the other person, which is to say, using other people for egoic reflection or as ego enhancers; trying to make an impression on others through possessions, knowledge, good looks, status, physical strength, and so on; bringing about temporary ego inflation through angry reaction against something or someone; taking things personally, feeling offended; making yourself right and others wrong through futile mental or verbal complaining; wanting to be seen, or to appear important.
Once you have detected such a pattern within yourself, I suggest that you conduct an experiment. Find out what it feels like and what happens if you let go of that pattern. Just drop it and see what happens.
De-emphasizing who you are on the level of form is another way of generating consciousness. Discover the enormous power that flows through you into the world when you stop emphasizing your form-identity.

El invento

Inventó un aparato para medir el amor. Le pareció un descubrimiento maravilloso, pero al probarlo pudo ver, con espanto, los niveles verdaderos de este sentimiento. Muy a su pesar, destruyó el artilugio y prefirió que el mundo siguiera alimentándose de hipocresía.