lunes, noviembre 25, 2013

5 años de vícaro: Huída hacia adelante

Fecha original de publicación: 19 de mayo del 2007
Autor: didgewind
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Hace tiempo que ya nadie

se pasa por casa.

La gente sólo viene

cuando hay grandes fiestas

o si invitamos a cenar.

Pero ya nadie me llama

y me dice

'qué hay kike, me paso

por tu casa

y nos tomamos un té

o un café'.

Ni siquiera un porro.

Hubo un tiempo en que

todos los días

cuando llegaba a casa

por la noche

siempre había gente en el salón.

Sarah, Micheal, Manuela,

y tantas otras personas

que hacían mi vida diferente.

Mucho más amena.

No tan rutinaria.

Claro que antes estaba Sergio

y Sergio daba mucho juego.

Ahora la gente del piso trabaja

y su vida social

se juega en otras canchas.

El único que a veces se pasa es Ángel,

pero él es el vecino

y vive en el cuarto.

Realmente

desde que vivo en un quinto sin ascensor

mi vida ha cambiado mucho.

lunes, noviembre 18, 2013

5 años de vícaro: Sin Título

Fecha original de publicación: 31 de marzo del 2007
Autor: didgewind
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Esta mañana me he levantado algo tristón. Será que he dormido poco, o quizás (que ella no quiso pasar la noche conmigo) los chupitos de licor que tomamos anoche. El día está frío y gris, como mi ánimo. Las nubes no dejan pasar el sol y a la vez hacen de espejo, reflejando su luz por todas partes. La melancolía es hermosa.

Ahogo mis penas con amigas que, como yo, sólo buscan un poco de cariño, un instante de éxtasis para engañar a la soledad. Un sucedáneo vacío y triste de la felicidad.

He leído por ahí que escribir es una buena terapia para la depresión. Si Merteuil se está agarrando a sus malabares, a mí me está salvando este blog.

Neige (a ver si te vemos pronto por aquí) me dice que las cosas que escribimos en esta página son muy tristes. ¿Cómo no van a serlo, si la vida es a veces una puta mierda?

lunes, noviembre 11, 2013

5 años de vícaro: Masturbarse: la segunda mejor manera de empezar un nuevo día

Fecha original de publicación: 31 de enero del 2007
Autor: merteuil
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Los rayos de sol de primera hora de la mañana asoman ya por entre los edificios y se reflejan en los cristales de las ventanillas de los coches que forman una larga caravana en la M-30. Llevan un buen rato parados. Los rostros de la gente que va en su interior reflejan cara de pocos amigos, salvo el de una chica que sonríe, Marteuil. Sube la música con la mano derecha (The Smiths) y después se la coloca en la entrepierna por debajo de la falda. No lleva bragas. Un tanga reposa en el suelo, al lado de sus pies descalzos. Comienza a mover suavemente los dedos, acariciándose con movimientos circulares el clítoris y suspira de placer. Con la mirada perdida observa la fila de coches que tiene delante.

Merteuil (sus pensamientos): Tengo lo menos 45 minutos para darme placer... ¿Cuantos orgasmos tendré tiempo de disfrutar? Nunca hay manera de contarlos, en el séptimo pierdo la cuenta... me encanta esta canción... Ahh, creo que el primero ya esta aquí....

La fila de coches de su izquierda comienza a moverse. Un señor trajeado de rostro muy serio pasa a su lado. Luego pasa una chica con cara de borde que va hablando sola. Un matrimonio que no se habla va detrás.

Marteuil (ronroneando): Sííí... puf... qué bien. Sus dedos se detienen unos instantes para volver a deslizarse lentamente a un lado y a otro. Poco a poco los va moviendo con mayor rapidez... Ahhh... Los detiene y aprieta las piernas con fuerza. El coche que tiene delante ha empezado a avanzar y saca la mano de debajo de su falda para meter primera. Se mueven unos metros y vuelven a detenerse. No hay dos sin tres... Se lleva las manos a su clítoris, que está húmedo e hinchado y lo acaricia con ansia. Ahhh, joder... Sus dedos se detienen otra vez. Mira a su izquierda y ve a un conductor gritando al de delante. Se ríe. Mira a su derecha. Una mujer que va discutiendo con un hombre que va a su lado le recuerda a la rancia de su vecina. Se vuelve a reír y comienza otra vez a mover sus dedos. Qué maravilla de atasco, cuanto más dure mejor. No entiendo a esta gente con tanta prisa, ¿a dónde tienen tanta urgencia de llegar? ¿Tan maravilloso es su destino que piensan que estar en un atasco es perder el tiempo? ¿Una caravana de coches es lo que les separa de la felicidad en la que viven? Creo que la mayoría se preocupan tanto de no llegar tarde que no piensan en que se puede disfrutar por el camino.... Ahhh.... qué bien... el cuarto..... ahhhh... el quinto... Ahhh.... Ahhhh... Dios... ¿Por qué se dirá Dios, cuando se tiene un orgasmo?.... Mierda, ahora que venía otro tengo que volver a poner primera porque los coches se mueven... ¡Joder, yo quiero que siga habiendo atasco!

La caravana se disuelve poco a poco. Merteuil conduce hasta la puerta de un enorme edificio gris y aparca. Mira hacia el último piso y la sonrisa desaparece de su rostro.

Merteuil: Puf, necesito unos cuantos orgasmos más que me den la fuerza necesaria para subir. Permanece un rato dentro del coche sin parar de tocarse y de gemir. Lo malo de la masturbación femenina es que nunca se encuentra el momento de parar, llegado un límite de excitación siempre se quiere más. Resignada deja de tocarse y se pone el tanga y las sandalias. Se baja del coche estirándose la falda y no puede evitar apretar las piernas y contraer su rostro de placer. Madre mía, como no me controle me voy a correr otra vez en el ascensor... ¡¡y a ver quién más sube en él!!

martes, noviembre 05, 2013

Sublevación

-Estoy harto de oír cuentos -dijo mientras se levantaba de la silla con precipitación.
Sabía que era el momento de poner las cartas sobre la mesa. Había comenzado a hablar y ya no podía echarse atrás. Muchas veces imaginó esa situación y, sin haberlo previsto, surgió en el lugar más inoportuno. Ella lo contemplaba con asombro.
-Siéntate, por favor -respondió la mujer intentando acariciar sus manos esquivas -, no tienes ni idea de lo que dices.
-Todo son mentiras –el muchacho elevó el tono de voz mientras la miraba con los ojos inyectados de odio -, fantasías que te inventas. Te pasas el día rodeada de libros y sola. ¿Quién eres para contar mi vida?
-Lo siento, pero tú no existes -respondió la mujer con dulzura -. ¿No te has enterado de que no eres más que un personaje de uno de mis cuentos? Y ahora voy a terminar con esta situación ridícula.
Rompió el folio en pedazos e hizo una pelotita que tiró a la papelera.

 
Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en “Un rato para un relato”, Rumorvisual, 2010

lunes, noviembre 04, 2013

5 años de vícaro: Dormir con alguien (de) nuevo

Fecha original de publicación: 23 de enero del 2007
Autor: didgewind
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Mi pecho contra su espalda, mirando ambos hacia la izquierda de la cama; mi brazo derecho rodeando su cintura; acoplo mis piernas recogidas entre las suyas, también recogidas; como una sillita de la reina. Pero no puedo pegar mi pelvis contra la suya, somos sólo amigos y si tengo una erección en medio de la noche puede resultar muy embarazoso, aunque seguro que es una tontería, ya no somos críos y es una reacción fisiológica involuntaria, y además, en sueños; si no tuviéramos TAN claro que somos sólo amigos, o mejor, si fuéramos amantes o casi o amantes esporádicos entonces no importaría, al contrario, probablemente ella se sentiría deseada y halagada, sin necesidad de que ése sea el orden, pero no lo somos, así que me retiro ligeramente hacia atrás y dejo un espacio de seguridad aceptable. ¿Cómo sitúo mi brazo izquierdo? Me duele si apoyo todo el peso de mi cuerpo sobre él, y si lo doblo apoyado en su espalda, además de ser incómodo ya no dormimos tan juntos, parece como si necesitara un espacio entre ella y yo, y no es así, al contrario, necesito sentir su piel, su calor, el olor de su pelo... que hace que me pique la nariz, espera, mejor paso el brazo por debajo de la almohada y de su cuello, así asomo mi cara sobre su cabeza y además de poder respirar a gusto estoy como por encima suya, protegiéndola. Mucho mejor. Pero no puede estar cómoda de esta manera, con mi brazo bajo su cuello, aunque esté la almohada por medio se le va a quedar el cuello rígido, con tortícolis por la mañana.

- ¿Estás cómoda?

- Yo sí, ¿y tú?

- Yo estoy de puta madre.

Parece que puedo dormir tranquilo...

Me despierto entre sudores, ¿qué hago mirando al techo? ¿Y mi brazo izquierdo, dónde está? ¿Por qué me duele tanto? Vaya, se me quedó dormido... A ver cómo lo saco de debajo de la almohada sin que se despierte... De momento, a ver si moviéndome un poco, lentamente, consigo arquear ligeramente el codo y así ya se hace algo más soportable, ya me preocuparé luego de sacarlo del todo. Menuda erección que tengo ahora, ¿y por qué estoy vuelto hacia arriba? ¿Qué estaba soñando? Vale, ya recuerdo, soñaba que ella se movía un poco, entre sueños, y al mínimo roce con su cuerpo yo me corría; luego se daba la vuelta, me besaba y me volvía a correr; metía a continuación su mano bajo mi ropa interior y me corría de nuevo; y en ese momento le he dicho que no sabía lo que estaba pasando, y a jurarle y perjurarle que no me había sucedido nunca... y luego me he dado la vuelta para dejar de sentir su piel y no correrme otra vez. Eso explica que me encuentre ahora en esta postura, me he debido mover en sueños. Y el brazo me duele horrores, a ver si consigo sacarlo sin despertarla... Venga, y ahora, ¿cómo me pongo? Quiero seguir sintiendo su calor, pero encontrar la postura adecuada es complicado: mejor me quedo así, bocaarriba, que estoy bien, y dejo mi brazo apoyado sobre su pierna, que sepa que sigo ahí...

¿Qué hago de nuevo de lado? Espera, estoy muy bien, no me duele el brazo, y delante tengo mucho espacio... ¡porque ella no está! Joder, sí que está... pero detrás. Ahora me doy cuenta, sillita de la reina pero al revés; sus piernas se acoplan recogidas entre las mías; su brazo izquierdo rodeándome, su mano apoyada en mi pecho; mirando ambos hacia la derecha de la cama, y su pecho contra mi espalda. Puedo sentir su pelvis bien apretada contra mi pelvis, y su brazo derecho... a saber. Yo estoy estupendamente, supongo que ella también, puedo sentir su respiración lenta y tranquila, debe estar dormida. Seguiré su ejemplo, buenas noches, cielo.