viernes, julio 31, 2009

Sólo se puede vivir en el ahora

En una de esas semanas en las que parece que las cosas no salen, que no encuentras donde quedarte, donde pasar la noche, donde echar una mano, donde aprender algo o a donde dirigirte, lo mejor es dejar de pensar y seguir caminando. Por ejemplo a donde hacía tiempo que quería ir, Coromandel, una península donde los kiwis me han dicho que hay mucha gente haciendo healing (sanación ).
Tras una pateada más por el amazing bush de New Zealand que me devuelve a la vida, hago hitchhiking (dedo) hasta Coromandel Town pero nada más llegar me doy cuenta de que no quiero estar allí y continúo con el hitchhiking hasta el siguiente a 50 kms, Whitianga, porque el sol acompaña a viajar. Y Drabs me para en su furgo con la que reparte langosta y nos ponemos a charlar y al final del viaje acabo en su casa, con sus compis de piso y una vez más doy con los barriobajeros del lugar.
Y me reciben con langosta (en casa de pescadores langosta y ostras!!! )y marihuana fumada con cuchillos calientes como fuman aquí, quemando los cogollos con los cuchillos al rojo vivo en una bombonita de gas, y aspirando con una botella. Lo que en el mundo moderno viene a ser un vaporizador.
Y aquí estoy, ayudando a Jammie a poner su barquito pesquero a punto porque tiene que pasar la revisión; lijar y pintar en el embarcadero bajo el sol.
En casa se fuma a todas horas y me doy cuenta de que sólo hace poco más de un año que dejé de fumar porros a diario y lo contenta que estoy de ello, la de tiempo que dedico ahora a otras cosas. Y digo que no durante todo el día, pero por las noches le pego alguna que otra aspirada a lo vapores de la peligrossa maríha...uhmmm Y con esto de la meditación con muy poquito me vuelo que no hay quién me devuelva a tierra por un buen rato y eso me impide estar con mis compis en casa así que me tiro a la playa, al mar, a la energía de las palmeras que me recuerdan que soy una cosita tan pequeña por fuera y tan grande por dentro y pierdo los filtros y veo el paraíso en el que "soy" borrando de mi campo de visión casas y pavimento. Llevo miles de años dando vueltas por aquí y todavía me creo que mi vida empezó cuando nací...Y como alcanzo altas vibraciones más rápido que antes veo el aire que me separa de la palmera como el sólido que me une a ella, las partículas se mueven entre nosotras y me rió una vez más de la locura del ser humano que se cree tan importante en este planeta, que no se da cuenta de que es una infinitésima parte en tiempo, que construye cementerios para que su cuerpo sea recordado para siempre...Sólo saliendo de matrix, dejando nuestro cuerpo y mente a parte, es cuando podemos ver que somos eternos, infinitos...pero para eso hay que despertarse en vida, que es muerte. Desenmascarar a la mente, pillarla por sorpresa, "te cogí" y liberarnos del sufrimiento que nos crea estar ciegos...
Cuando vuelvo a casa sonrío a mis nuevos compis y a los visitantes que siempre circulan por aquí. Con tanto movimiento (cambiando escenarios y personajes constantemente en este viaje) puedo practicar más fácilmente la honestidad y ofrecer la identidad que quiero sin demasiadas complicaciones, al menos con menos de las que me supondría hacerlo con quién conoce de antemano mis otras identidades y asume que esa soy yo y no otra...Me dicen que vaya al embarcadero, que está Judy, una chica de allí que habla español y me voy a hablar con ella que si la vida que si la reflexología que si viajar que si los idiomas que si la energía...y me mira y me dice:
- Sabes qué, me estás recordando a un español que conocí...toca el didgeridoo

Y se me ilumina la cara al oir su nombre "Didgewind"

-Sí, puede que nos parezcamos...fuimos compañeros de piso en Madrid.Nos queremos.

Y cuando vuelvo y lo cuento me sonríen y flipan y me dicen que no estoy aquí por casualidad, que estoy aquí para cerrar círculos de energía.
Y es que cada día es un regalo,una vuelta a empezar tras despertar del sueño que nos resetea el cerebro. Una caja de sorpresas en la que nunca sabes qué/quién/dónde te puedes encontrar por la mañana. Sólo hay que cerrar los ojos para ver, estar atentos a nuestro cuerpo y seguir las vibraciones.