lunes, agosto 18, 2014

Butoh in the caves

Os dejo un vídeo que grabamos en una cueva en Suomelina, una isla de Helsinki, cuando llegamos en Mayo. Se trata de parte de un taller de Butoh, una danza japonesa muy personal que a grandes rasgos, y entre otras cosas, intenta expresar la parte oscura que hay en nosotros. Las cuevas sí estaban muy oscuras y casi no se veía dentro, así que el vídeo está postprocesado. Un saludo.


domingo, agosto 10, 2014

Femosos en Suomi

Total, que Mirkka dice, veníos a pasar unos días a mi summer cottage en Rauma, y vamos, y ya que vamos organiza unos talleres de didgeridoo y percusión en ritmos primos. Y allá que vamos, y su padre trabajaba en un periódico de allí, así que llama a un ex compañero de su padre que aún trabaja en el mismo periódico y le cuenta nuestra historia. Así que el señor publica un artículo online, que podéis ver aquí (http://raumalainen.fi/jutut/jutut/juttu-didgeridoota-ja-rumputyopajaa), y cuando llegamos nos hace unas fotos y una entrevista para el Rumalainen Post, que adjunto más abajo.

A ver si entendéis algo.


lunes, julio 07, 2014

5 años de vícaro: Pecado pasado

Fecha original de publicación: 30 de agosto del 2011
Autor: víctor
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La puerta principal del Instituto se divisa desde la cafetería de la esquina. Un hombre y una mujer, mientras toman un café, observan, desde los ventanales ahumados, la salida alborotada de los alumnos.

—Es aquel de allí, el rubito —dice ella —el de la chaqueta negra.

—Dios mío... ¿Qué edad tiene?

—Catorce.

—¿Ya ha pasado tanto tiempo? —se sorprende el hombre.

—Sí —responde bajando la mirada —Luego te largaste con tu mujer.

lunes, junio 30, 2014

5 años de vícaro: Efectos secundarios

Fecha original de publicación: 20 de agosto del 2011
Autor: víctor
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Sonó el teléfono en el momento justo. Dudó, pero ante la insistencia, atendió la llamada.

—Le informamos de nuestra nueva oferta para conectarse a internet —la voz impersonal de la grabación se clavó en su oído.

Colgó con furia. Cuando volvió a por la cuchilla, se le habían quitado las intenciones de suicidarse.

lunes, junio 23, 2014

5 años de vícaro: Cielos artificiales

Fecha original de publicación: 10 de agosto del 2011
Autor: víctor
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-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.

HANS CHRISTIAN ANDERSEN

Las lágrimas mueren invisibles

cuando las ahoga el reflejo del oro

y el terrible estómago insaciable

absorbe las entrañas de la inocencia.

El arte tiene la música

del caer de las monedas

y el verdadero aroma

de las flores

yace enterrado

en pozos sin fondos.



Una luna de neón brilla

en cielos artificiales

y los caminos de la gloria

terminan en horribles precipicios.

Y ahí se encuentran

el principio y el fin.

lunes, junio 16, 2014

5 años de vícaro: 100 cosas que me hacen feliz

Fecha original de publicación: 14 de enero del 2011
Autor: madi
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1 - El sol: su luz, calorcito cuando es necesario, su vitamina...

2 - La naturaleza.

3 - El aire puro (sobre todo cuando me duele la cabeza).

4 - El mar.

5 - Los colores: en la ropa, las casas, el paisaje...

6 - Algunos aromas: comida, café, perfumes, jabones, incluidos los que emanan las personas y me hacen recordarlas con una amplia sonrisa.

7 - Reír y hacer reír.

8 - La sonrisa en general.

9 - Leer y querer leer de nuevo porque me ha gustado mucho.

10 - Documentales que me ilustran: nuevos conocimientos, épocas pasadas donde puedo imaginar cómo vivía alguien que me interesa...

11 - Una buena película, que me quede con las ganas de verla otra vez.

12 - Una buena conversación donde disfrutemos mutuamente, sea de la índole que sea. También te quedas con las ganas de volver a ver a esa persona para seguir disfrutando de la plática, por el simple hecho de estar a gusto...

13 - Una buena comida: fruta estupenda, verdura fresca, huevos de campo...

14 - Una buena bebida: un buen café, un buen té, un buen zumo natural.

15 - La música: a veces la alegre que saca y transmite mi energía. Otras aquella que me hace sentir y gozar.

16 - Un interesante programa de radio.

17 - Los ojos que no están vacíos: los de mis sobris, en los que parece que les vas a adivinar los pensamientos, los de personas a las que quieres: su brillo, su acompasamiento al hablar, su transmisión...

18 - El goce de la vida de lo pequeñito en general: bebés, niños, crías...

19 - Las buenas noticias.

20 - Superarme.

21 - Cumplir mis obligaciones.

22 - Llegar a casa en invierno y ponerme calentita y cómoda.

23 - Tomar algo calentito después de pasar mucho frío.

24 - Mi manta.

25 - Mi sofá.

26 - Mi cama.

27 - Los logros de los demás.

28 - La felicidad de las personas cercanas. Y las que no lo son.

29 - Ayudar a alguien.

30 - Descubrir nuevas tiendas interesantes.

31 - Conocer a una eminencia, sea el campo que sea, normalmente académico o artístico.

32 - Cuidarme estéticamente.

33 - Nuevas creaciones: ropa y complementos originales, calzado, tecnología, útiles en general, etc...

34 - Llegar a tiempo al trabajo.

35 - Un buen chiste.

36 - Una buena comedia.

37 - Lograr algo que creía imposible.

38 - Recrearme en un recuerdo: olores, sabores, conversaciones, situaciones y contexto...

39 - Una llamada que ansío: un trabajo, una cita, un amigo al que no veo hace tiempo...

40 - Una invitación.

41 - Un regalo.

42 - Descubrir nuevas aptitudes en mí.

43 - Que me traten bien.

44 - Que me den la enhorabuena por algo.

45 - Que me feliciten por haber hecho algo bien.

46 - Que una mascota me reconozca y muestre su cariño.

47 - Que las cosas salgan bien.

48 - Conducir.

49 - Jugar a algo.

50 - Ver algo bonito: observarlo y recrearme en la belleza: arte, escultura, arquitectura, decoración, naturaleza, limpieza.

51 - La limpieza.

52 - Un baño en la piscina nocturno o a primera hora de la mañana.

53 - Una buena ducha tras pasar mucho calor o cuando lo necesitas.

54 - Un baño en el mar.

55 - Un baño en el hidromasaje.

56 - Las caricias de quienes amas.

57 - Los abrazos.

58 - Los besos, sobre todo de los que quieres.

59 - Las cosas gratis.

60 - Un premio.

61 - Viajar.

62 - Conocer nuevas culturas y que ellos disfruten interactuando contigo.

63 - Arreglarme los pies cuando están tan doloridos que quieres estar cerca de casa para no andar mucho.

64 - Poder acostarme cuando estoy muy cansada.

65 - Que mis alumnos de clases aprobaran, se superaran y sacaran muy buenas notas.

66 - Que me recomendaran.

67 - Pasar una prueba.

68 - Aprobar exámenes.

69 - Estar en paz conmigo misma.

70 - No deber dinero.

71 - Estar tranquila.

72 - Ordenar.

73 - Deshacerme de cosas inservibles.

74 - Empezar de cero.

75 - La tranquilidad.

76 - Poder mejorar la calidad de vida de alguien.

77 - Dar compañía a quien lo necesita.

78 - Saber que alguien se va a sentir bien cuando se sabe querido por mí.

79 - Hacer un favor cuando es necesario, no cuando yo quiero.

80 - Plantearme nuevos retos.

81 - Rectificar.

82 - Saber que nunca es tarde y repetírmelo continuamente.

83 - Saber que algo siempre es mejor que nada.

84 - Ser fiel a mí misma: seguir mis principios, valores, ideas...

85 - Sacrificarlos de vez en cuando por los demás, cuando es requerido.

86 - Todos tenemos derecho a vivir.

87 - Ser noble cuando es necesario.

88 - Saber torcer el brazo en alguna relación.

89 - Disfrutar de algo deseado.

90 - Que los míos sigan a mi lado (esto es harto egoísta).

91 - Deportes en que quien es un número 1 haga una exhibición.

92 - Algunas tradiciones: concierto de Año Nuevo, cena de Nochebuena, reunión de familiares por Navidad.

93 - Reuniones con amigos.

94 - Luchar por los demás cuando la causa es justa.

95 - Acostarme agotada después de un largo y provechoso trabajo.

96 - Poder compartir mis ideas, sentimientos, conocimientos...

97 - Poder compartir mis cosas, mis logros, mis descubrimientos: mi casa, mi dinero, algún manjar también desconocido por mí y que no lo sea...

98 - Saber que me quedan innumerables cosas por hacer en la vida.

99 - Tener salud.

100 - Haber nacido: la vida es un regalo para mí y muy corta.


Son un bosquejo de la cantidad de cosas que nos hacen felices y llevaderas muchas épocas. Hay y habrá muchas más, que omito por íntimas o por creerlo necesario, más las que vosotros podáis ir añadiendo... Otras, seguramente muchas, las he olvidado.

No están ordenadas ni pensadas, han salido a medida que he ido meditando sobre ello.

CARPE DIEM

lunes, junio 09, 2014

5 años de vícaro: Colores de Grecia

Fecha original de publicación: 1 de enero del 2011
Autor: didgewind
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- Salgo fuera, a hacer una foto.

La luz del atardecer cae sobre el puerto de Ermoupolis, en la isla de Siros. ¿Son tus ojos o vislumbro un aire de tristeza en tu interior? O quizás es la melancolía del crepúsculo. Igualmente sonríes cuando vuelves a entrar, como esta mañana, cuando amanecimos enredados entre sábanas de amor y pereza.

- ¿Qué me decías anoche, cuando dejamos de ver la peli?

Te decía que percibo que hay lazos intangibles que se crean de forma inconsciente, a un nivel muy profundo, cuando haces algo junto a alguien a quien amas, pasear por el parque, ir a alguna exposición... en nuestro caso, ver una película. Es una base, algo que estará ahí para siempre. La próxima vez que veas una peli de Kusturica, o escuches música balcánica, parte del placer que sentirás a la par que melancolía será debida a esa unión que creamos anoche.

- Podemos bajar por este prado de tréboles, hasta la playa, o subir hasta aquella casa y ver qué distancia nos queda hasta el faro.

Y pienso brevemente qué opción me parece mejor, y sé en ese instante que me da igual hacer una cosa u otra, porque de todas formas es tiempo que voy a compartir contigo.

Hoy partimos hacia Milos.

- Como vamos a estar ocho horas en el barco voy a aprovechar para coser unas cosas que necesitan arreglo. Aunque no sé si vibrará mucho, con el oleaje.

- No vibra tanto, el otro día estuve dibujando y no noté nada.

- Ya, pero es que tú tienes mucho talento como dibujanta, y yo soy muy mal costurero.

- Y tú me dices muchas cosas bonitas.

- Es muy fácil decirte cosas bonitas; sólo tengo que ser sincero.

lunes, junio 02, 2014

5 años de vícaro: La madre salvadora

Fecha original de publicación: 2 de agosto del 2010
Autor: didgewind
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Desde hace un tiempo vengo observando un patrón de comportamiento que se repite a menudo en las chicas, independientemente de la edad (aunque con el tiempo y el aprendizaje muchas, afortunadamente, lo vais abandonando, y por ello es más frecuente en las mujeres jóvenes) y de la nacionalidad. A este patrón originalmente le di el nombre de la salvadora, pero tras una conversación con la xina lo completamos con el término madre. Así pues, hablemos de La Madre Salvadora.

La madre salvadora es una chica que mantiene una relación de pareja (en toda la extensión de su acepción). El chico es maravilloso, quiere mucho a la chica, al igual que ella a él, pero tiene un pequeño problema: no se quiere a sí mismo. Tiene un enorme potencial, por supuesto, y cuando está bien es la caña, pero esto no ocurre frecuentemente, y además va a menos con el paso del tiempo y la evolución de la relación. La chica, pues, se siente obligada a salvarle cuidando de él cuando no se encuentra bien y tirando hacia arriba de la relación, invirtiendo una energía y un tiempo que cada vez se ven menos recompensados y que además ejercen de lastre, porque claro, con todo el esfuerzo que ha puesto en la relación no lo va a dejar ahora. Al mismo tiempo, el chico se acomoda en su posición, exigiendo cada vez más y dando cada vez menos, aunque en su haber hay que decir que muchas veces esta actitud es totalmente inconsciente. Podemos decir que, por diversas circunstancias, entre las cuáles se encuentra por supuesto nuestra educación, que inculca a las mujeres la obligación de hacer las cosas en casa con la única recompensa de que toda la familia esté a gusto, o el cuento del apuesto príncipe azul, que aparecerá un día cabalgando en un córcel blanco ofreciendo su encantadora sonrisa, la chica se siente en la necesidad de ejercer su papel de salvadora y madre a la vez, con la utópica esperanza de que un día el chico llegue a ser quien ella sabe que puede ser y cuiden el uno del otro, viviendo juntos para siempre en el palacio de su amor y comiendo perdices de soja. Como diría un anglosajón, bollocks. Lo que sucede es que esto rara vez se cumple. Lo normal es que la chica se quede sin fuerzas, deje de alimentar ella sola la relación y ésta perezca de puro agotamiento.

Y entonces la chica puede que haya aprendido algo y empiece a quererse y a cuidarse más a sí misma o puede que haya aprendido menos y comience otra relación, diferente en su moldura pero idéntica en su esencia.

Es increíble la cantidad de mujeres, ya digo que de todas las edades y todas las razas, que me he encontrado con este patrón, incluso entre las más iluminadas. Debe ser algo atávico a vuestro género. Claro que todo está siempre bien, todo es un aprendizaje, y cierto es que también me he encontrado a alguna chica consciente de ello, y que intenta no repetirlo. Aruna, por ejemplo, me dijo un día: 'Yo antes era así. Siempre iniciaba relaciones con chicos que no se querían a sí mismos, pero el problema no eran ellos, era yo. Yo era la que no me quería a mí misma. Pero en una ocasión dije basta. Ya no quiero tener ese tipo de relaciones. Son destructivas. Ya nunca más'. Bien por ella. Desde aquí te mando toda mi energía, y todo mi amor.

Yo una vez tuve una grow shop. Trabajaba a la vez de informático, y todo el dinero se lo comía la tienda. Y mis ratos libres. Y mis vacaciones. Hasta que un día un compañero me dijo que me planteara si me valía la pena invertir tanto tiempo y esfuerzo para que lo disfrutaran otros. Entonces cerré la tienda.

Así que a aplicarse el cuento.

lunes, mayo 26, 2014

5 años de vícaro: La verdad os hará libres

Fecha original de publicación: 22 de julio del 2010
Autor: didgewind
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Siguiendo con un post anterior, Iceberg, me voy a centrar ahora en la frase que da título a éste, y en algunas de las ideas que comentaba en aquél. Para ello voy a detenerme en dos conceptos fundamentales: los apegos y las expectativas.

Un apego podemos definirlo como aquello a lo que no queremos renunciar, ya sea una idea, un objeto o un sentimiento hacia otra persona. Los apegos nos impiden evolucionar, por ejemplo puedo apegarme al concepto que tengo de mí mismo, evitando de esta forma el florecimiento del pensamiento inconsciente que ayuda al conocimiento interior y por tanto al descubrimiento de facetas de mi personalidad que me ayudarían a aceptarme más. Como dichos pensamientos no salen a la superficie permanezco ignorante de ellos y por consiguiente no puedo estudiarlos y utilizarlos para crecer como persona. Estoy apegado al concepto que tengo de mí mismo, no quiero aceptar que estoy muy influenciado por mis impulsos sexuales porque me avergüenzo de ellos, así que lo mejor es tenerlos ocultos en el inconsciente y seguir como estoy. Esto es una tontería porque yo soy maravilloso, todo yo. Si la existencia me ha aceptado tengo que ser maravilloso, y esos impulsos no son ni buenos, ni malos, simplemente son. En el momento en que te aceptas como eres, con todas tus 'mierdas', al menos empiezas a ser mucho más consciente de ellas, y puedes investigar aún más sobre su causa y cómo influyen en tu quehacer diario. También puedo apegarme a una persona y oponer resistencia a la evolución natural de mi relación con ella, porque no quiero que cambie. Esto es también una estupidez porque sabemos que todo cambia, nada es inmutable, todo es un continuo fluir y si mi relación con mi pareja cambia es porque tiene que cambiar. Yo no tengo derecho a obligar a otra persona a ser como yo quiero que sea, al contrario, la persona que esté conmigo tiene que gustarme tal y como es, no como yo quiero que sea, y si no es así es mejor que la relación evolucione. La gente que te atraiga, ya sea en una relación de pareja, de amistad o de trabajo, debe empatizar contigo por como tú eres y por como ellos son, no por como a ti te gustaría que fueran o como a ellos les gustaría que fueras tú. Más importante que el que te guste la otra persona es que tú te gustes a ti mismo cuando estás con esa otra persona. Y para ello es fundamental ser primero sincero con uno mismo. Al intentar ser tú (no quien tú crees que eres) las personas que estén a tu alrededor serán las personas a las que les guste como tú eres, lo cuál es una alivio enorme, te permite estar mucho más relajado y al mismo tiempo sin miedo a perderlos, porque si se alejan es, como ya hemos dicho, porque ambos evolucionáis de forma natural y ya no existe tanta afinidad entre vuestras formas de ser. Por ello es importante ser sincero hacia fuera y hacia dentro. Una de las razones por las que no decimos las cosas es por el miedo a que esa verdad afecte a nuestra relación con la persona a la que no se las decimos, y de esta manera no estamos siendo sinceros con ella. Tenemos que dar un paso al frente, dejarnos de miedos e historias y decir, yo soy así, y si no te gusta no pasa nada, no es ni bueno ni malo, ya aparecerá alguien a quien le guste como soy, ya aparecerá alguien que a ti te guste como es, como ya digo, con todas nuestras mierdas y todas nuestras bondades.

El segundo concepto es el de expectativas, que está muy relacionado con el concepto de anhelo. Las expectativas y los anhelos siempre traen desilusiones. Sin embargo, si no esperas nada, todo es un regalo. Yo tengo unas expectativas cuando espero algo. Se puede dar de muchas formas. Por ejemplo, puedo venir al Rainbow esperando que todo sea maravilloso, el sitio ideal, la gente generosa y el amor libre. Y cuando llego, sólo hay cinco personas y está diluviando, así que no se puede hacer nada y me vuelvo a casa decepcionado. Una semana más tarde regreso, y ahora hay sol, los pájaros cantan y el agua corre pura y cristalina, pero la lucha entre egos es diaria y las hippies no follan lo que yo pensaba. O puedo anhelar un objeto, una persona, un trabajo, una estabilidad... Los anhelos tienen que ver con el futuro, por lo que nos estamos olvidando de vivir el momento. Y el momento es ahora. Aquí y ahora. Ésta es una frase muy bonita que queda muy bien decirla, pero nos resulta casi imposible aplicarla. No digo que no lo intentemos, pero el que más y el que menos nos quedamos siempre a una distancia prudencial. Tenemos que eliminar todo tipo de expectativas, de deseos. La única aspiración legítima del hombre es la felicidad, y ésta sólo nos llegará cuando seamos capaces de renunciar a todo lo demás, lo que tenemos y lo que no tenemos. En el momento en que no tengamos nada, lo tendremos todo.

No tener expectativas no significa no hacer cosas o no tener ideas. Yo ahora mismo tengo la idea de ir al Rainbow de Macedonia en septiembre. O de que me contrate Línea Directa durante un par de meses, lo que me proporcionaría mucha pasta que me quitaría problemas futuros facilitándome el tipo de vida que me gustaría tener. Puedo pensar todo esto. Pero siempre sabiendo que si no sucede, no pasa nada, porque otras cosas sucederán. En el momento en que no tienes nada, ni esperas nada, todo es un regalo, y todo es mucho más fácil porque no tienes nada que perder.

Al liberarnos de los apegos y las expectativas todo es mucho más sencillo. Al no tener miedo a perder nada, porque sabes que en realidad no tienes nada, eres más sincero con los demás, dices las cosas como son para ti, sin filtros de deseos ni apegos, la verdad cada vez más pura. Al ser más sincero con los demás eres más sincero contigo mismo, por lo que de nuevo eres más sincero hacia fuera, lo que a la vez resulta en menos apegos y expectativas. Vivir resulta mucho más cómodo, sencillo y gratificante. Y la gente que tienes a tu alrededor, y los objetos que te proporciona el universo, son los que necesitas en cada momento. Es decir, aquí y ahora.

lunes, mayo 19, 2014

5 años de vícaro: Iceberg

Fecha original de publicación: 21 de junio del 2010
Autor: didgewind
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La verdad os hará libres.

Ésta es una de las frases que siempre anda por ahí, pero ahora estoy comenzando a comprender realmente su significado (o al menos, parte de su significado). Desde hace algún tiempo intento ser sincero completamente con los demás, y no callarme las cosas, ni suavizarlas; que alguien ha cocinado y me pregunta que qué tal, le respondo que está bueno, pero algo salado para mi gusto; que estoy en el rainbow charlando con alguien sobre lo duros que fueron los primeros días por la comida y el frío, no me callo que claro, me resultó más difícil porque el día antes de ir estuve tomando coca con una amiga; que estoy hablando con una chica y se me pasa por la cabeza el dormir esa noche con ella, pues le digo '¿Sabes que se me está pasando por la cabeza el dormir esta noche contigo?'

En algunos casos, como en este último, me di cuenta de que antes no era sincero porque tenía unas expectativas (el pasar la noche con esa chica) y tenía miedo de que no se cumplieran, así que intentaba no mostrar aspectos de mi personalidad que creía que desagradarían a la otra persona. En otros casos el miedo que tenía era a su reacción y a cómo esa reacción me iba a afectar: si se iba a enfadar conmigo, si iba a entristecerse y esa tristeza iba a hacer que yo me sintiera mal... porque muchas veces me engañaba (y me sigo engañando) pensando, 'No le voy a decir esto, o se lo voy a decir de tal manera para que no le siente mal, o para que no se ponga triste'. Falso. Lo que sucede es que no quiero enfrentarme a la reacción de esa persona, y me escondo tras un halo de falso altruismo. Si se enfada que se enfade, yo no lo digo por atacarle sino porque es la verdad, y le voy a seguir queriendo y agradeciendo igual el que haya hecho la comida. Si se pone triste será porque el hecho es irrefutable, y no porque yo se lo haya confirmado. Y la tristeza es una reacción aceptable pero muy subjetiva, que precede siempre al crecimiento personal. Y si el hecho es refutable, entonces me he equivocado y no hay más que hablar. El resultado es siempre positivo, o como mucho, neutro.

Hoy en día comprendo que todos estos miedos son una estupidez, porque con quien más a gusto voy a estar es con quien me acepta como soy (ya sean amantes, amigos o conocidos), y eso incluye a las amantes que no se escandalizan cuando les digo que quiero pasar la noche con ellas, a los amigos que no se enfadan cuando les digo que no me ha gustado lo que han cocinado, o a los conocidos que no me miran mal cuando comento mis noches farloperas.

A veces tampoco decimos las cosas porque tenemos miedo de perder algo: una oportunidad, una posición social, un trabajo... En este caso ya estamos hablando de apegos, y cuando te das cuenta de que no existe nada fijo, que todo es cambiante y en continuo movimiento, aprendes poco a poco a no apegarte a nada, y al mismo tiempo a poseerlo todo, porque todo lo que te llega es un regalo.

El caso es que al intentar ser más sincero hacia fuera estoy descubriendo muchas cosas de mí mismo que no conocía, i.e., estoy siendo más sincero también hacia adentro. Al verbalizar pensamientos conscientes pero que antes mantenía en el dominio del pensamiento, estoy dejando sitio para otros pensamientos que ahora aparecen y antes permanecían en el dominio del inconsciente. Digamos que estoy descubriendo que soy (y supongo que todos, somos) como un gigantesco iceberg en un gran océano. La parte que sobresale del agua es la que mostramos hacia afuera, y que ha pasado previamente el filtro de las profundidades y de nuestra mente consciente, con todas las modificaciones pertinentes y que más o menos creemos que nos van a beneficiar. La parte debajo del agua pero más pegada a la superficies es nuestra parte consciente que no queremos mostrar, o parte de la cuál mostramos a determinadas personas y parte de la cuál mostramos a otras. Más abajo se encuentra la gran mole del inconsciente. Es enorme y totalmente desconocida para nosotros, aunque influye (y de qué manera) en nuestra forma de ser, sentir y pensar. En esa gran mole se encuentran cosas maravillosas, y también cosas horrorosas (aunque en realidad la distinción entre maravilloso y horroroso es en este caso totalmente artificial, ya que todos, absolutamente todos, tenemos deseos y hechos que calificamos como horrorosos y que precisamente por eso mantenemos sumergidos en la parte inconsciente y que no lo son, pero de esto ya hablaré en otro post). Y justo en el borde entre nuestra mente consciente y la gran mole del inconsciente se encuentra una fina capa que comprende los pensamientos que suben fugazmente al dominio del consciente pero permanecen muy poco tiempo en él, porque los ocultamos rápidamente de nuevo en el inconsciente, ya sea por vergüenza o sentimiento de culpabilidad. Digamos que somos concientes de ellos a medias. Por ejemplo, cuando realizamos una determinada acción y nos decimos a nosotros mismos que lo hacemos por un motivo X, pero no terminamos de estar a gusto; es porque en realidad lo hacemos por un motivo Y, pero precisamente este motivo Y nos hace sentirnos incómodos, así que lo disfrazamos como un motivo X. Aquí es donde empezamos a no ser sinceros con nosotros mismos.

Pues bien, en el momento en que empezamos a ser más sinceros hacia fuera verbalizando nuestro pensamiento consciente es como si todo el iceberg se desplazara hacia arriba un palmo, es decir, muchos de esos pensamientos que hemos llamado medio conscientes siguen pasando al dominio del consciente pero ahora permanecen en él un tiempo más prolongado, haciendo que el resto de capas del iceberg se desplacen hacia arriba, por lo que otros pensamientos que permanecían en capas inferiores aparecen ahora en la frontera entre el consciente y el inconsciente. De esta manera me estoy conociendo de verdad mejor a mí mismo y además estoy superando algunos de mis miedos al tener que aceptar cosas de mi personalidad que ahora aparecen y de las que antes no era consciente por ser supuestamente 'horrorosas' o no procedentes (como el motivo Y del que hablábamos antes). Y es un universo alucinante.