Formas de corrupción
El ser humano es corrupto por naturaleza. En toda sociedad, por muy
democrática y avanzada que sea, siempre existen ciertos individuos que
se aprovechan de las circunstancias y de su posición para el beneficio
propio y de los suyos. Y de esto tenemos un montón de ejemplos a lo
largo de la historia. La tolerancia a esa corrupción es directamente
proporicional al nivel de vida de la ciudadanía. En época de vacas
gordas las cosas, aún siendo graves, lo parecen menos y se ven de otra
manera.
Hoy es diferente. En la situación económica y social
actual, los casos que surgen sientan como una bofetada. La gente, que
está harta de apretarse el cinturón y de vivir con estrecheces, clama
todo el peso de la justicia para quienes se envuelven en estas tretas.
Pero
hay una corrupción distinta a la que voy a llamar corrupción moral. Me
refiero a esas conductas, que si bien no son ilícitas, son completamente
indecentes. Hace unos días, nuestro máximo representante, el primero de
los españoles, ha dado un espectáculo lamentable que ha sido reprobado
en medio mundo. Es muy fácil hablar y pedirle sacrificio a los
ciudadanos mientras uno se prepara para participar en cacerías solo
aptas para millonarios.
Luego dirán que se cuestiona el papel de
la monarquía, pero con la que está cayendo, la actitud de varios
integrantes de la familia real en los últimos meses, patriarca incluido,
es vergonzosa.
Me siento engañado por unas personas, que no nos
equivoquemos, están para servirnos y no al contrario. Las imágenes del
monarca que han circulado por internet parecen sacadas un tiempo en el
que los reyes daban rienda suelta a sus caprichos a costa de los
oprimidos súbditos.
Todo el mundo se equivoca, pero estas cosas no deben suceder nunca.