Me levanto en Brisbane, Australia, en casa de unos amigos. Andrea duerme, Fernanda se está pegando una ducha y yo voy a la cocina a preparar el desayuno. Pongo el pan en el tostador y una chispa azul aparece cuando le doy a la palanquita que lo pone listo para ser tostado. Saltan los plomos en la casa y nos quedamos sin tostadas.
5 días después estoy en Malaysia, en un centro de meditación Vipassana. Es la hora del desayuno y estoy tomando un café tranquilamente en el comedor esperando a que mis compañeras terminen de hacerse sus tostadas. Me levanto, pongo el pan en el tostador y cuando bajo la palanquita salta una chispa azul y también los plomos. Suerte que esta vez casi todo el mundo ya tenía sus tostadas listas pero a la mañana siguiente no hay tostadas para nadie, no funciona el tostador.
Últimamente puedo notar con facilidad la energía que circula por todo mi cuerpo, sobre todo en los brazos, desde el codo hasta las puntas de los dedos. Así que de momento, desde hace ahora otra semana, no he vuelto a usar un tostador.