¡A tus años!
Parece mentira, pero después de tantos años, ha hecho falta que aconsejara a un estudiante, en base a mi experiencia, para que no dejara la carrera por trabajar y darme cuenta de lo que valen mis estudios. Tantas calabazas y quedarme sentada esperando para esos puestos que nunca llegaron (ni sus llamadas), me habían hecho creer que no valía nada. Encima, la familia que te miraba con cara de: "Esta pobre jamás encontrará nada", "Es un caso perdido"..., amigos, conocidos...
Sólo entonces me he dado cuenta no de mi error, que bien caro me ha salido, pues tiré la toalla creyéndoles, sino que el error es suyo, al suponer, como tantas teorías cuadriculadas (de psicólogos, doy por supuesto) que tantos conocimientos no servían para nada o que no sabían (y siguen repitiéndolo, por lo que observo en Internet) en qué meterme. Si sirvo para todo, pensaba y pienso.
La confianza en mí misma y mis ideas me han traído donde estoy y tengo mucho que hacer todavía (no que demostrar, que sobrado queda).
No soy la única. Pero, aparte de supina ignorancia, hay muchos complejos por ahí, ¡no os dejéis!
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