Kali nació en San Petersburgo, de madre rusa y padre georgiano. Tiene 27 años. Lleva cinco en la India, entrando y saliendo. Eso se nota en su energía, en su forma de hablar, en su mirada.
- Me haces reír mucho. Me gusta el sentido del humor español.
A Kali es fácil hacerle reír, y se ríe con una risa franca, alegre, que ilumina el mundo a su alrededor.
- Cuando sonríes, el mundo entero sonríe contigo.
Y Kali sonríe, y llora. Sonríe porque es feliz. Llora porque quizás no entiende por qué el resto del mundo no puede ser feliz también.
- Woa, he pasado mucho tiempo sola, relacionándome con gente pero sin pareja, y esta semana contigo está siendo muy intensa. Están aflorando emociones que no sabía que estaban ahí.
A Kali y a mí nos gusta mirarnos a los ojos, y observarnos, y darnos amor sin tocarnos. A veces una sombra de duda, o de incomprensión, o de melancolía dibuja su rostro y yo sonrío, porque sea lo que sea está bien y es como tiene que ser.
- Te agradezco profundamente el que me ofrezcas este espacio donde puedo expresarme y compartir contigo sin sentirme culpable o juzgada.
Y yo le contesto que tengo la sensación de que la humanidad está evolucionando hacia un estado de consciencia en el que ofrecer ese espacio emocional será la norma, y no la excepción; y al mismo tiempo me siento culpable por haber contribuido al estado en que las cosas en general, y la relación hombre – mujer en particular, se encuentran en este momento.
- Es extraño, porque he tenido muchas relaciones de pareja, pero estos días contigo es como si nunca realmente hubiera compartido como pareja; es algo totalmente nuevo para mí.
Kali es un cielo, estoy aprendiendo mucho con ella. A veces muestra su alma de tigresa y muerde; otras veces, cuando explora profundamente en su interior, la diosa Kali se manifiesta a través de ella con rabia, poderosa y a la vez serena, con ira contenida, ira que quizás expresa la rabia de generaciones de mujeres que a lo largo de la historia, hermanas, hijas y madres, han sufrido y sufren en silencio por los abusos y la violencia que nosotros, los hombres, ejercemos sobre ellas.