5 años de vícaro: La madre salvadora
Fecha original de publicación: 2 de agosto del 2010
Autor: didgewind
enlace original y comentarios
Desde hace un tiempo vengo observando un patrón de comportamiento que se repite a menudo en las chicas, independientemente de la edad (aunque con el tiempo y el aprendizaje muchas, afortunadamente, lo vais abandonando, y por ello es más frecuente en las mujeres jóvenes) y de la nacionalidad. A este patrón originalmente le di el nombre de la salvadora, pero tras una conversación con la xina lo completamos con el término madre. Así pues, hablemos de La Madre Salvadora.
La madre salvadora es una chica que mantiene una relación de pareja (en toda la extensión de su acepción). El chico es maravilloso, quiere mucho a la chica, al igual que ella a él, pero tiene un pequeño problema: no se quiere a sí mismo. Tiene un enorme potencial, por supuesto, y cuando está bien es la caña, pero esto no ocurre frecuentemente, y además va a menos con el paso del tiempo y la evolución de la relación. La chica, pues, se siente obligada a salvarle cuidando de él cuando no se encuentra bien y tirando hacia arriba de la relación, invirtiendo una energía y un tiempo que cada vez se ven menos recompensados y que además ejercen de lastre, porque claro, con todo el esfuerzo que ha puesto en la relación no lo va a dejar ahora. Al mismo tiempo, el chico se acomoda en su posición, exigiendo cada vez más y dando cada vez menos, aunque en su haber hay que decir que muchas veces esta actitud es totalmente inconsciente. Podemos decir que, por diversas circunstancias, entre las cuáles se encuentra por supuesto nuestra educación, que inculca a las mujeres la obligación de hacer las cosas en casa con la única recompensa de que toda la familia esté a gusto, o el cuento del apuesto príncipe azul, que aparecerá un día cabalgando en un córcel blanco ofreciendo su encantadora sonrisa, la chica se siente en la necesidad de ejercer su papel de salvadora y madre a la vez, con la utópica esperanza de que un día el chico llegue a ser quien ella sabe que puede ser y cuiden el uno del otro, viviendo juntos para siempre en el palacio de su amor y comiendo perdices de soja. Como diría un anglosajón, bollocks. Lo que sucede es que esto rara vez se cumple. Lo normal es que la chica se quede sin fuerzas, deje de alimentar ella sola la relación y ésta perezca de puro agotamiento.
Y entonces la chica puede que haya aprendido algo y empiece a quererse y a cuidarse más a sí misma o puede que haya aprendido menos y comience otra relación, diferente en su moldura pero idéntica en su esencia.
Es increíble la cantidad de mujeres, ya digo que de todas las edades y todas las razas, que me he encontrado con este patrón, incluso entre las más iluminadas. Debe ser algo atávico a vuestro género. Claro que todo está siempre bien, todo es un aprendizaje, y cierto es que también me he encontrado a alguna chica consciente de ello, y que intenta no repetirlo. Aruna, por ejemplo, me dijo un día: 'Yo antes era así. Siempre iniciaba relaciones con chicos que no se querían a sí mismos, pero el problema no eran ellos, era yo. Yo era la que no me quería a mí misma. Pero en una ocasión dije basta. Ya no quiero tener ese tipo de relaciones. Son destructivas. Ya nunca más'. Bien por ella. Desde aquí te mando toda mi energía, y todo mi amor.
Yo una vez tuve una grow shop. Trabajaba a la vez de informático, y todo el dinero se lo comía la tienda. Y mis ratos libres. Y mis vacaciones. Hasta que un día un compañero me dijo que me planteara si me valía la pena invertir tanto tiempo y esfuerzo para que lo disfrutaran otros. Entonces cerré la tienda.
Así que a aplicarse el cuento.
Desde hace un tiempo vengo observando un patrón de comportamiento que se repite a menudo en las chicas, independientemente de la edad (aunque con el tiempo y el aprendizaje muchas, afortunadamente, lo vais abandonando, y por ello es más frecuente en las mujeres jóvenes) y de la nacionalidad. A este patrón originalmente le di el nombre de la salvadora, pero tras una conversación con la xina lo completamos con el término madre. Así pues, hablemos de La Madre Salvadora.
La madre salvadora es una chica que mantiene una relación de pareja (en toda la extensión de su acepción). El chico es maravilloso, quiere mucho a la chica, al igual que ella a él, pero tiene un pequeño problema: no se quiere a sí mismo. Tiene un enorme potencial, por supuesto, y cuando está bien es la caña, pero esto no ocurre frecuentemente, y además va a menos con el paso del tiempo y la evolución de la relación. La chica, pues, se siente obligada a salvarle cuidando de él cuando no se encuentra bien y tirando hacia arriba de la relación, invirtiendo una energía y un tiempo que cada vez se ven menos recompensados y que además ejercen de lastre, porque claro, con todo el esfuerzo que ha puesto en la relación no lo va a dejar ahora. Al mismo tiempo, el chico se acomoda en su posición, exigiendo cada vez más y dando cada vez menos, aunque en su haber hay que decir que muchas veces esta actitud es totalmente inconsciente. Podemos decir que, por diversas circunstancias, entre las cuáles se encuentra por supuesto nuestra educación, que inculca a las mujeres la obligación de hacer las cosas en casa con la única recompensa de que toda la familia esté a gusto, o el cuento del apuesto príncipe azul, que aparecerá un día cabalgando en un córcel blanco ofreciendo su encantadora sonrisa, la chica se siente en la necesidad de ejercer su papel de salvadora y madre a la vez, con la utópica esperanza de que un día el chico llegue a ser quien ella sabe que puede ser y cuiden el uno del otro, viviendo juntos para siempre en el palacio de su amor y comiendo perdices de soja. Como diría un anglosajón, bollocks. Lo que sucede es que esto rara vez se cumple. Lo normal es que la chica se quede sin fuerzas, deje de alimentar ella sola la relación y ésta perezca de puro agotamiento.
Y entonces la chica puede que haya aprendido algo y empiece a quererse y a cuidarse más a sí misma o puede que haya aprendido menos y comience otra relación, diferente en su moldura pero idéntica en su esencia.
Es increíble la cantidad de mujeres, ya digo que de todas las edades y todas las razas, que me he encontrado con este patrón, incluso entre las más iluminadas. Debe ser algo atávico a vuestro género. Claro que todo está siempre bien, todo es un aprendizaje, y cierto es que también me he encontrado a alguna chica consciente de ello, y que intenta no repetirlo. Aruna, por ejemplo, me dijo un día: 'Yo antes era así. Siempre iniciaba relaciones con chicos que no se querían a sí mismos, pero el problema no eran ellos, era yo. Yo era la que no me quería a mí misma. Pero en una ocasión dije basta. Ya no quiero tener ese tipo de relaciones. Son destructivas. Ya nunca más'. Bien por ella. Desde aquí te mando toda mi energía, y todo mi amor.
Yo una vez tuve una grow shop. Trabajaba a la vez de informático, y todo el dinero se lo comía la tienda. Y mis ratos libres. Y mis vacaciones. Hasta que un día un compañero me dijo que me planteara si me valía la pena invertir tanto tiempo y esfuerzo para que lo disfrutaran otros. Entonces cerré la tienda.
Así que a aplicarse el cuento.
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