Mad March Market Day, Balclutha
Una y cuarto de la tarde. Haciendo wwoofing he terminado un sábado vendiendo cristalería pintada a mano en un mercado que se organiza sólo una vez al año. Tras montar esta mañana, aprovechando que no había gente aún, me he acercado con Owen a la biblioteca, a comprar billete para Te Anau, lo fiordos y la naturaleza. Leer el post de la marquesa me ha recordado que hay tantas cosas por hacer, tantas sensaciones por descubrir y tantos sentimientos por explorar. Y que si te quedas parado estás muerto.
Christine ha consultado con la encargada del mercado y puedo hacer busking, así que saco el didgeridoo, dejo unas monedas sobre la tela que me regaló Elia y me pongo a tocar. Al principio nadie me hace mucho caso, pero cuando pasan unos niños empiezo con los overtones, les hace gracia y se paran. Eso hace que se acerquen más niños con sus padres. Juego un poco con los sonidos, hago que se rían. Los padres les dan monedas a los niños para que me echen. Se lo agradezco imitando sonidos de pájaros. A algunos les da miedo acercarse y se esconden tras las piernas de sus progenitores si les miro. ¡¡¡Vuelve a hacer el tu-tu!!!, me piden los más atrevidos. Les complazco y se vuelven a reír.
Los chavales sienten curiosidad por todo. Los mayores también, pero el hastío y años de condicionamientos sociales les tienen atrofiados. Quizás la marquesa tenga razón y sea más fácil observar el interior de un niño a través de su tercer ojo. La próxima vez que se acerque alguno lo intentaré.
2 comentarios:
Well done Didgewind,
keep going!!
bigggg hugeeeeeeeee
Leerte me encanta, y ahora que estas tan lejos, mucho más. No dejes de escribir es como escucharte hablar, y ya sabes lo que me gusta ;-)
Julia.
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