domingo, diciembre 31, 2006

Me he cortado el pelo

Antes de nada, ahí van unas fotos para que os hagáis una idea.

Un corte de pelo es siempre una novedad. En mi caso, llevaba unos diez años sin tener el pelo tan corto (y no está muy corto, ahora mismo, que digamos). Las opiniones son diversas, aunque en general, positivas. Siendo un tío supongo que me importa menos la opinión de los demás, claro que esto probablemente sea porque si fuera chica un corte de pelo llamaría más la atención. A una mujer la sociedad (en la que incluyo a amigos, familiares y conocidos) la critica más, sobre todo en el aspecto físico. Quiero decir, quizás no me importe tanto, no tanto porque me importe, sino porque a los demás no les importa. La belleza, uno de los recursos femeninos por excelencia, es a su vez una de su más pesadas cargas.

Llevo ya una semana con el pelo así, y la verdad es que estoy bastante contento. También llevo una semana sin gomas en las muñecas, aunque sigo tendiendo a quitarme la coleta antes de entrar en la ducha. La coleta, por supuesto, ya no está, no tengo pelo suficiente para ello, pero a veces la sigo sintiendo. Supongo que es como los individuos convalecientes de una amputación; han perdido un brazo, o una mano, o una pierna, pero de vez en cuando les duele, o les pica. Por supuesto no son imaginaciones, porque la pierna les duele realmente, o en mi caso, el pelo me tira. Debe ser el cerebro, que es juguetón, y echa de menos las sensaciones habituales, la rutina. Quizás a nuestro inconsciente le cueste más acostumbrarse al cambio que a nuestro yo consciente.

Un corte de pelo, como un cambio en el peinado, o un tinte, simboliza también un cambio interior, a menudo un cambio inconsciente (en este caso es el yo inconsciente el que gana la partida). Los miembros de algunas tribus aborígenes australianas aprovechan un cambio importante en su vida, un acontecimiento único y especial, para cambiarse a su vez el nombre en referencia a ese acontecimiento. Es decir, los individuos de la tribu no tienen un nombre fijo, sino que reciben uno provisional al nacer y ese nombre cambia conforme el individuo crece y alcanza objetivos en la vida. Por ejemplo, una chica se puede llamar 'Aquella que toca el tambor', y más adelante cambiar ella misma su nombre a 'Aquella que toca el tambor y además canta y baila'. Así que igual debería dejar de llamarme kike y ser conocido a partir de ahora como 'Aquel que tuvo pelo largo durante diez años y ahora lo tiene corto. Y le queda guay'.

jueves, diciembre 28, 2006

Julio 2002

Mi amada se fue

dejándome la luna como recuerdo.

Mi amada se fue

y sólo conservo la miel de sus besos.


¿De qué sirve amanecer

si ella no está aquí?

¿Para qué abrir los ojos

si no la veo a mi lado?

¿Por qué despertar

para seguir sufriendo?


Mejor, entonces, seguiré dormido

y así, al menos, la tendré en mis sueños.


viernes, diciembre 22, 2006

Cuento del choco y el pulpo

Había una vez un pequeño choco que vivía en el mar. Le gustaba nadar entre las olas, bucear bajo el agua, jugar con los otros pececillos... era feliz. Un día vio a lo lejos un pulpo muy, muy, muy grande. El pulpo parecía triste. Así que el pequeño choco se acercó y dijo:

  • Hola, me llamo Choco.

  • Hola, yo me llamo Pulpo, dijo el pulpo.

  • ¿Por qué estás tan triste?, preguntó Choco.

  • Y Pulpo contestó: Estoy triste porque los otros peces no quieren jugar conmigo. Soy tan grande que tienen miedo de acercarse a mí. No tengo amigos. Me siento solo.

  • Si quieres, dijo Choco, yo puedo ser tu amigo. A mí no me das miedo.

Pulpo no dijo una palabra. Simplemente extendió sus ocho inmensas patas, abrazó a Choco, y sonrió de oreja a oreja.

Story about the choco and the octopussy

Once upon a time ago, there was a small choco who lived in the sea. He liked to swing among the waves, dive under the water, play with other small fishes... he was happy. One day he saw in the distance a very, very, very big octopussy. The octopussy looked sad. So the small choco got closed and said:

  • Hi, my name is Choco.

  • Hi, my name is Octopussy, said the octopussy.

  • Why are you so sad?, asked Choco.

  • And Octopussy answered: I am sad because the other fishes don't want to play with me. I am so big that they are afraid of getting close to me. I have no friends. I feel lonely.

  • If you want, said Choco, I can be your friend. I am not scared.

Octopussy didn't say a word. He just extended his eight huge legs, embraced Choco, and smiled from ear to ear.

jueves, diciembre 21, 2006

El geranio inmortal

{Escrito para el nº 13 de http://www.vicaro.com}

Aquel día salíamos de “El final” después de tomarnos quince o veinte té’s. El té era nuestro, lo llevábamos en un bote y nos echábamos cucharadas en vasos de agua caliente que Pepa nos cobraba de vez en cuando. Los clientes del bar miraban el bote con curiosidad. Debían pensar que aquella hierba del bote era alguna droga que consumíamos con regularidad.

En la puerta, todavía con cachos de hierbajos de té pegados entre los dientes, Vicente soltó una reflexión de esas que sólo un genio como él es capaz de soltar, y que el intelecto de uno tarda años en asimilar. Si es que lo hace alguna vez.

Dijo Vicente: “Tío, con los avances de la clonación, en el futuro será posible hacer un clon de ti mismo y así evitar la muerte. Si tienes una enfermedad, sólo necesitas crear un clon tuyo sin ella y si tú te mueres queda tu clon. Seremos inmortales.”

Yo, desde mi ignorancia le contesté: “Amigo, tu clon será igual que tú, pero no serás tú. Será una copia de ti, pero lo que tú eres es intransferible. Si la pinchas, lo único que tienes garantizado es que habrá otro tío igual que tú, pero no podrás continuar tu vida en él.”

Vicente, al escuchar esto, se quedó serio durante unos segundos. En aquel momento pensé que se había dado cuenta de que su reflexión era estúpida. Pero ahora, mirándolo con perspectiva, tengo mis dudas. Quizás estaba triste porque yo no había comprendido con profundidad el sentido de su reflexión :-)

Hoy creo entenderlo mejor, aunque seguramente necesite unos cuantos años mas para comprenderlo por completo.

Me di cuenta el otro día.

Resulta que hace un año, en un viaje a Sevilla, cogimos un trozo de un geranio y lo plantamos en casa. Y brotó.

Llevo un tiempo pensando en cortar otro trozo del geranio, para plantarlo en otra maceta y tener así otro ejemplar, digamos que una copia de seguridad. No me gustaría que se secara y quedarme sin él.

Este pensamiento hizo que me asaltara una duda existencial: si corto un trozo del geranio, lo transplanto y crece, y en un futuro se muere el brote de geranio que traje de Sevilla, ¿se habrá muerto “el geranio de Sevilla”?

Estaba ahí, con el comecome de mi duda, y pensé que debía compartirla con alguien. Así que pregunté a Natalia: “Natalia, si cortamos un trozo del geranio de Sevilla, lo plantamos en otra maceta y agarra, y después se muere el geranio original… ¿dirías que se ha muerto el geranio de Sevilla?”

Su respuesta fue contundente: No.

Yo también creía que no.

Entonces me di cuenta de que ni siquiera estaba seguro de que el geranio sevillano del que cogí mi brote inicial fuera el geranio original. Tal vez era una copia de una copia, un brote de un brote de otro brote. Puede que el original muriera ya hace años, y puede que ni siquiera fuera de Sevilla.

Lo mismo el original era de Murcia y había otro en su casa trasplantándolo de un lado a otro para que “el geranio de Murcia” no se le muriera. Este sinsentido me hizo darme cuenta de que el geranio de Sevilla era inmortal porque nunca nació ni existió en realidad, más allá de en mi necesidad de darle un nombre.

Y entonces creí entender algo, de manera difusa, subliminal. Y después volví a no entender nada.

Puede que te parezca una locura, pero tengo la sensación de que me queda mucho que aprender de ese geranio. Si lo hago te lo contaré desde este lugar mágico y entrañable que nos conecta hace tiempo,

Con cariño,
Carlos

http://www.carlosrebate.com

martes, diciembre 19, 2006

Menos porros y más Jungle

Este fin de semana estuve en Geisenheim, cerca de Frankfurt, visitando a unos amigos. Hace tiempo que vengo intentando fumar menos porros, incluso dejarlo (casi) totalmente. Igual lo que tendría que hacer es dejar de fumar costo y fumar sólo marihuana; de esta manera dejaría de meterme mierda para el cuerpo y probablemente mi hábito se reduciría drásticamente, porque con todo el trabajo que tengo ahora no me veo capaz de aguantar más de uno o a lo sumo dos canutos compartidos de buena hierba a la semana. De hecho, este fin de semana fumé bastante poco, un par de caladas el viernes en una fiesta de cumpleaños, un porro a medias con Ev el jueves por la noche antes de acostarnos...

El caso es que el sábado por la noche fuimos a una fiesta drum & bass en un garito de una ciudad algo más grande, cerca de donde viven mis amigos. La entrada costaba 5 €, la pinta de cerveza 2'5 € y las copas 3'5 € (tenías que pagar un euro más que te reembolsaban cuando devolvías el vaso). ¿Y qué tiene que ver todo esto con los porros? Pues tiene que ver, porque la fiesta no era exáctamente drum & bass, sino Jungle. El Jungle parece ser que es un d&b muy acelerado en el que sólo hay drum y bass. El garito estaba lleno de jovencit@s ( l@s más, y cuando hablo de jovencit@s me refiero a chic@s de entre 16 y 22 años) y no tan jovencit@s (como yo :-)), que se movían frenéticamente al ritmo de la música. Y utilizo esta palabra, no literariamente, porque sea apropiada dentro del contexto en que se encuentra, sino literalmente. La gente se movía (nos movíamos) frenéticamente. Algunos más que otros, eso sí, aunque en realidad no importaba mucho. La música simplemente hacía que te movieras de forma enérgica, sin descanso. Y la verdad es que me lo pasé como los indios. Y no acabé para nada cansado.

A lo largo de ese día la única droga que consumí fue un vaso de vino caliente (típico de esa zona) y un vodka con limón que me tomé nada más llegar al local. De hecho, estuvimos a punto de no ir porque Nils se encontraba algo cansado, aunque, afortunadamente, al final se animó. Pero estoy seguro de que si alguno de nosotros se hubiera hecho un porro antes de salir esa noche, o hubiéramos fumado algo durante el día, o yo habría terminado no yendo, o mi experiencia en la fiesta se habría limitado a pasar la mayor parte del tiempo apoyado en la barra bebiendo cerveza y a bailar con moderación algún que otro tema de vez en cuando.

Me he dado cuenta de que los porros me limitan. Me he dado cuenta de que los porros (a mí personalmente y en este momento, cada persona es un mundo aparte) me quitan mucha energía y me dejan bastante cansado. Y ahora mismo tengo ganas de ser productivo, de salir del curro y no quedarme tirado en casa, de hacer cosas, salir por ahí entre semana y bailar los fines de semana, seguir escribiendo y conocer gente nueva. Y a lo mejor incluso monto un grupo de música electrónica, drum & bass y jungle. Por probar.

P.S: lo que sí que voy a hacer seguro es buscar garitos de Jungle y similares por Madrid y acercarme a ver qué tal. Os contaré mis experiencias en este blog. Y si alguien quiere apuntarse, que deje un post.