sábado, julio 21, 2007

El país de las maravillas.

Soy una persona liberal conservadora que practica la religión judeocristiana (no he dicho católica). Mucha gente simplifica mi visión de la realidad llamándome "facha" y cosas por el estilo, pero yo ya no suelo darle importancia. Simplemente, no me conocen y no se han parado a hablar tranquilamente conmigo de mi ideología, que dista mucho de lo que se denomina fascismo, socialismo, nacionalsocialismo o todo lo que implique una visión radical del mundo.
Afortunadamente, unos de mis hobbies es estudiar otras culturas y religiones, acercándome a la concepción de la vida que tienen otras personas de bien, ya que las malas personas no son malas por su ideología sino por sus acciones y por su corazón. A estas últimas procuro evitarlas y lucho a diario para no volverme como ellas. Sigo la célebre frase de Jesús que todo cristiano conoce: "ve a un pueblo y difunde la Palabra, si te aceptan quédate, si no sacúdete hasta el polvo de tus sandalias".
En Andalucía, que es donde vivo, la mayoría de la gente se hace llamar con orgullo "rojo" y progresista (cosa que yo respeto), y tienen bastante tendencia a llamar facha a todo lo que se mueva y no piense como ellos (eso ya me fastidia más), pero es sorprendente hasta que punto algunos que van de progresistas e intelectuales resultan cerrados de mente e hipócritas.
Y todo esto viene a colación de una triste experiencia que tuve el otro día en un bonito pueblo andaluz que se llama Mazagón.
Estaba yo sentada con mi madre en una terracita de una heladería hablando de cosas mundanas, por ejemplo, de la desgracia que tengo, según mis amigas, de que en las discotecas o pubs los hombres más feos se me acerquen. No me importa lo guapos o feos que sean, pues no aspiro a conocer a nadie interesante en medio de un lugar lleno de humo, con la música a todo volumen.
El caso es que a mi lado, en la puerta de otro establecimiento estaban sentados un chico español de unos 25, y otros dos de origen probablemente rumano de unos 30. En el medio de la placita había 4 inmigrantes negros sentados en un banco.
Por un momento mi madre y yo nos quedamos en silencio y me da por escuchar la conversación del español y los dos rumanos. El español, andaluz y chulapo, les dice sin cortarse un pelo a los rumanos: "yo a otros vale, pero a los negros... Esos que ni se acerquen". Los rumanos le llaman racista y se ríen. De repente, me da un vuelco el estómago y me avergüenzo de la actitud del andaluz, uno de los muchos que presumen de ser graciosos, progresistas y tolerantes.
Sé que la mayoría son buena gente o al menos eso deseo, pero algunos son tan hipócritas, tan racistas y tan machistas...
Para más inri, el chaval se vuelve a mí y me dice: "te voy a dar un consejo para cuando un tío feo se te acerque..." Yo flipando, mi madre también. El tío continua: "...cuando se te acerque un feo dile que tienes novio". Y le contesto: "tengo novio". Y me dice: "no pero tú di que tienes novio para que no se te acerquen los feos". Y le repito: "es que tengo novio. O ¿qué quieres? ¿que te diga que eres feo?". El tío se da cuenta de que yo, lo del novio, lo decía irónicamente. Y me contesta: "a lo mejor es verdad que soy feo". Y sin poder reprimirme le espeto: "el problema no es que seas feo, es que además me molesta la gente tan racista que odia a los negros". A lo que contesta: "es que yo no odio a los negros". Mantengo una mirada de "sí, claro y lo de antes que era?" que hace que el tío se levante y se vaya, mirándome con ojos de odio.
Y yo vuelvo a avergonzarme de la actitud de mi compatriota.
Lo que más me apena es que es una actitud que he visto a menudo en gente que va de guay y de tolerante. Debajo de esa capa de seguidismo intelectualoide, subyace una costra de odio a lo diferente, de subestima a otras ideologías, de hipocresía y de radicalidad.
He tenido la oportunidad de observar el mundo a través de los ojos de gente de otros continentes. A través de los maravillosos ojos azules de un buen amigo negro que me contaba sus vivencias de cuando vivía en Guinea. A través de una alumna musulmana que no entiende por qué en España, y más concretamente por estos lugares, la gente la mira raro porque se pone velo. A través de un musulmán senegalés que me explicaba que el Islam promueve el amor al otro.
Todos tenemos que sufrir ser señalados por la radicalidad de las minorías. Si un sacerdote es un pederasta, todos los cristianos son puestos en el punto de mira, cosa que no les ocurre a los profesores, informáticos, hombres casados o niñeros, aunque de esos gremios también haya tantos o más pederastas.
A los musulmanes se les acusa de terroristas, a los judíos de genocidas, a los conservadores de fascistas... Es triste ver como se generaliza dentro de nuestra sociedad, mientras debajo de nuestro disfraz de país tolerante y libre se esconde la censura a la prensa por determinados dibujos que tienen que ver con nuestra monarquía, se justifica a los asesinos y se crucifica a las víctimas, se buscan explicaciones cuando muere un español que se cae de un andamio, pero no cuando 70 inmigrantes negros que están siendo rescatados se ahogan. Un país donde un tercio de los jóvenes fracasan en los estudios, donde se matan mujeres cada día y aún nos congratulamos de tener leyes de discriminación positiva, donde más cocaina se consume.
Nos felicitamos de los que parecemos ser; y deberíamos avergonzarnos de lo que realmente somos. Porque sólo siguiendo el camino de la autocrítica podremos llegar a ser buenos ciudadanos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy una perona "liberal-conservadora" que "practica el judeoqué?"
Esto es de coña no?

Eldalosse dijo...

No es coña.
Liberal -> Del liberalismo promovido por la Revolución Francesa tanto en el aspecto económico como en el social.
Judeocristianos -> Religión de los primeros cristianos. El cristianismo original.

Anónimo dijo...

Pero bueno, la gente cambia, los tiempos cambian, la gente evoluciona y nadie vive ya en la revolución francesa ni en la epoca de jesucristo, sino en el 2007; aunque por lo que leo algunos no se han enterado y siguen en atapuerca..

PD: y por favor, por lo que te he leido, confundes ser buena persona con ser cristiano... mama mia!

Eldalosse dijo...

Para nada. La bondad de las personas está en su corazón y en sus acciones. Si me has leído bien comprobarás que lo digo en mi disertación. Otra cosa es que me molesten las generalizaciones. Pienso que cualquiera puede ser buena persona independientemente de su ideología, siempre que respete y tolere a los demás. De ahí que a mí me guste conocer otras culturas y religiones, otras ideologías. Porque todo lo bueno de los demás puede enriquecerme.
Ser bueno no significa ser cristiano, pero para intentar ser cristiano primero hay que intentar ser bueno, y digo intentar, porque yo soy bastante pecadora :)
En cuanto a lo de vivir en la época actual, creo que el estado de derecho y la democracia que tenemos se basa en unos principios que emanaron de la revolución francesa precisamente y del derecho romano, con lo cual, si tú consideras que eso es vivir en atapuerca pues puede que tengas razón y entonces todos estamos en cuevas. Aunque tal y como está el mundo, no sé hasta que punto tanta evolución ha sido positiva. Hemos evolucionado para matarnos mejor y ser más destructivos fundamentalmente, pero muy poco en tolerancia real al vecino, a la mujer o al extranjero, por ejemplo.
Espero que me releas de nuevo, y me preguntes cualquier duda que tengas sobre mis opiniones pues yo estoy abierta a aprender nuevas cosas y explicar mis argumentos cuantas veces sea necesario.
Un saludo afectuoso de una simple pecadora que intenta ser buena y por ende cristiana.

Anónimo dijo...

El derecho y la democracia no sirven para nada, o no lo ves cada día?.
La gente ocupa el 90% de su cpu en lo de siempre: cómo llego a fin de mes.
Nuestro dios, el dinero, porqué, muy sencillo, el mundo funciona con pasta,así , y es lo único absolutamente necesario en la vida.
Hoy, todo tiene precio, cuando digo todo es TODO.
Las personas hacen buenas o malas acciones hacia los demás, no hay buenas ni malas personas.
La mayoria de las buenas personas que he conocido no eran cristianas, y la mayoria de las cristianas que he conocido no eran buenas personas(entendamos hacer bastantes buenas acciones hacia los demás, por lo menos más que las malas).
Por lo tanto no se puede "intentar ser buena persona", se és o no se és. No se puede intentar hacer buenas acciones, las acciones se hacen, sin más, buenas o malas.
Lo de atapuerca nose... parece que la gente no abre los ojos en la calle y vive leyendo y desenado un tiempo pasado que ni existió.

Eldalosse dijo...

Efectivamente el dinero es muy importante porque nos permite tener cosas que deseamos o necesitamos, incluida la salud en algunas ocasiones. De hecho para mí el dinero es fundamental. Al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios. Más claro agua.
Ahora bien, uno se vuelve esclavo del dinero cuando desea lo que no necesita y por tanto se frustra constantemente y es profundamente infeliz.
En realidad nadie se vuelve esclavo del dinero en sí, sino de su propia avaricia y envidia porque desea tener lo que tienen los demás.
El hecho de que el mundo funcione mal no es excusa para no luchar porque mejore. A veces, sólo con evitar el rencor contra el vecino que me molesta es suficiente para mejorar un poco.
Fíjate en esos religiosos y ONG's que ayudan a la gente en países en guerra sin pedir nada a cambio. Que permanecen al pie del cañón cuando todos los demás, políticos, la ONU, periodistas se van para no morir. Son un símbolo de esperanza. Está claro que en una sociedad atrapada por los medios de comunicación más morbosos, un sacerdote que muere defendiendo a 4 personas negras no es noticia comparado con un sacerdote pederasta. Pero si no somos capaces de ver más allá del Tomate o del telediario, mal vamos.
En mi opinión personal, la gente por definición es mala, es decir, esclava de sus instintos y egoismo. Modular el comportamiento para mantener el equilibrio entre el amor a uno mismo y el amor a los demás es la clave de la bondad. No sólo las acciones pueden ser buenas o malas, a veces la omisión nos hacer incluso ser peores.
Me creo que hayas conocido mucha gente buena que no es cristiana, ahora, dudo que hayas conocido cristianos que no son buenos. Más bien habrás conocido gente hipócrita que dice ser cristiana, pero que no son más que beatos y fariseos de pacotilla que confunden la Verdad con la superstición.
Sólo tienes que mirar a los que salen en las procesiones de Sevilla o van al Rocío. Se pelean por tocar un trozo de madera, en un acto de idolatría que el verdadero cristianismo rechaza de plano, y si no fíjate en el pasaje del becerro de oro, por ejemplo.
En fin, que el mundo está lleno de hipocresía y de maldad, pero bajo esa costra, de forma silenciosa, subyace la bondad de mucha gente que no sale en los telediarios y periódicos porque no interesa.
Un saludo.