Behind the schedule
{Puedes ver la versión íntegra con fotos en: http://www.vicaro.com/carlos/fotos/grecia2.htm}
Aterrizamos en el aeropuerto de Atenas con una hora de retraso según la organización, por lo que el esperado workshop nacía ya "behind the schedule" :-). Josep, rebautizado en nuestra aventura griega como Yósef (o el "consumer" como luego veremos), había volado desde Barcelona y llevaba más de una conversando con Iraklis, la persona designada por Nick para abrazarnos nada más aterrizar, y para trasladarnos a nuestro hotel en medio de un tráfico caótico.
Desde aquel preciso instante, y sin darnos siquiera cuenta, todo nuestro tiempo y nuestro libre albedrío quedó a merced de la hospitalidad mediterránea más radical, encarnada y orquestada por nuestro amigo Nick y sus colaboradores (Iraklis, Nora, Michaelas, Aquilais, etc.)
Con Nick, a bordo de su BMW coupé negro, con su traje de terciopelo también negro, y con su pelo blanco ondeando al viento, hemos surcado el Peloponeso y gran parte de la isla de Creta a gran velocidad (210 km/h). Durante estos días, hemos pasado hambre, sueño, miedo, hemos vivido momentos de enorme sobrealimentación, hemos viajado al borde del vómito, y algunas de mis paranoias sobre llegar con tiempo a los sitios han sido sometidas a prueba... ¡¡¡para qué llegar con hora y media al aeropuerto si en Grecia con 25 m. es suficiente!!! :-)
Nuestros sentidos se han visto fuertemente sacudidos por una agenda alocada que no parecía alojar hueco para el descanso. Hemos sido arrastrados al minuto a través de un montón de compromisos, green-houses (invernaderos), y presentaciones institucionales. Nos hemos levantado temprano, hemos comido tarde, hemos trasnochado, trabajado en bares, cafeterías y aeropuertos, y hasta un día nos vimos abocados, y prácticamente obligados, a comer dos veces seguidas (con intervalo cero), con dos grupos distintos de personas, a fin de no herir su hospitalidad.
Esto de comer para Yósef no pareció ser un problema, de ahí el apelativo de "consumer" (el consumidor), por echarse al estómado todo lo que Nick arrojaba a su plato en cuanto veía algún resquicio.
Tengo que admitir que el trato ha sido exquisito, que se han portado con nosotros con un cariño tan grande que en algunas ocasiones me hacía dudar de si realmente nos habían confundido con otras personas :-). Si algún día vienen a vernos nos va a costar ser tan buenos anfitriones, desde aquí ofrezco los cuerpos y fortunas de mis compañeros de viaje :-)
Pero pese a este gran cariño he de confesaros un secreto: el último día tratamos de escaparnos. Sí, lo admito y si algún día Nick lee estas letras espero que sepa perdonarnos. Necesitábamos algo de libertad, estar solos, hablar en castellano, hacer compras, etc. y... aprovechando un pequeño retraso de Nora salimos solos a la calle.
Al salir a la puerta del hotel levanté los brazos y grité en señal de victoria, tratando de saborear como un niño chico una sensación de libertad que ni recordaba, con tan mala suerte que no ví el escalón de la entrada y me precipité hacia adelante. En un principio pensé que podría controlar mi caida y corrí hacia delante tratando de mantenerme en posición más o menos vertical, pero tras tres o cuatro metros y ante lo vano de mi esfuerzo decidí echarme a rodar sobre mí mismo.
La gente me miraba con gran estupefacción mientras reía tendido en el suelo, y según Alicia y Yósef varias amables ancianas me increparon en su idioma, pensando que estaba haciendo una especie de performance :-) Afortunadamente mi prodigiosa condición física hizo que mi cuerpo no sufriera ningún daño irreparable, pero perdimos un tiempo precioso y... tras incorporarme... allí estaba Nora :-)
Al final me alegré de ese traspiés, porque la mañana del viernes fue estupenda. Hicimos turismo, compramos, y visitamos el barrio de Plaka tranquilamente. Nora nos acompañó, nos ayudó a regatear en las tiendas, y siguió con la saludable costumbre de Nick de seguir sin dejarnos pagar absolutamente nada...
Además de esta jornada matinal disfruté muchísimo en la cena del día anterior, en un pueblo perdido en el sur de la isla de Creta con un grupo de agricultores/pescadores amigos de Nick. Nos comimos el pescado que uno de ellos había pescado el día anterior, cuyas fotos nos mostraba con gran orgullo.
Aquí llega el final de este largo relato-resumen de viaje. Desde aquí agradecer de corazón el trato recibido, mil gracias por todo, de verdad. Ya amenacé a Nick cuando estábamos allí que si nos seguía tratando así me quedaría allí y llevaría a toda mi familia :-). Lo decía en serio. Mil gracias y muchos besos.
Carlos [http://www.carlosrebate.com]
No hay comentarios:
Publicar un comentario