domingo, enero 14, 2007

El cariño

Y sigo solo, como cuando vine al mundo, hace ya treinta y un años y pico. Y hace ya más de dos años que terminé mi última relación estable, y lo echo de menos. Joaquín, Miguel y Miralles, tres almas solitarias. A la fuerza.

Supongo que si quisiera estar con alguien, lo estaría. Pero en estos momentos no me apetece compartir mi vida con nadie que conozca. Y quien me parece, o me ha parecido, interesante, parece que no opina lo mismo con respecto a mí. Y si es así, así debe ser. Forzar un estado, un sentimiento, hace que ese estado o sentimiento no sea verdadero, por lo que ya no es real.

Compartir momentos puntuales, eso sí. Quizás estén cambiando las costumbres, las niñas parece que tienen menos reparo en mantener relaciones esporádicas, o incluso relaciones esporádicas estables. Es decir, estás con alguien, pero esporádicamente. Quizás el mantener relaciones a base de momentos, sin compromisos absolutos, sea la solución. Relaciones de amistad, basadas en el cariño y en el mutuo aprecio, pero sin compromiso adquirido. De hecho, el compromiso, en el sentido de obligatoriedad, no tiene ningún sentido. Si te obligas a hacer algo por alguien sin querer realmente hacerlo, lo que haces ya no es sincero, por lo que pierde todo su valor. Puede que para la otra persona sea importante, pero será falso. Estará agradecida a un sentimiento irreal. El compromiso debería ser parte intrínseca de una relación, no ser un añadido extra. No debería ser algo planteado, debería ser algo asumido.

Las relaciones de pareja son siempre complicadas, porque las complicamos nosotros. Cedemos en algunas cosas para conseguir otras. Nos protegemos y no lo mostramos todo de nosotros, sólo vamos soltando pedacitos. Y cuantos más pedacitos soltamos, más nos vamos atando, porque tememos el poder que la otra persona tiene sobre nosotros, lo que puede hacer con esos pedacitos nuestros que le hemos dado. Así que hacemos cosas que no queremos para mantener la relación, porque también hemos conseguido cosas que, en teoría, no podríamos tener si no tuviéramos pareja. Sexo, cariño, compañía, eran, hasta hace poco, prerrogativas de las parejas casadas. O de las putas. Y siguen siéndolo, en muchos órdenes de la vida.

Cambiemos el estado de las cosas. Vivamos a base de momentos, o permitamos al menos esa posibilidad. En un solo momento se puede compartir todo, de la misma manera que en una vida entera de casados se puede no compartir nada. Tendremos relaciones de un solo momento, de muchos o de todos. Pero serán momentos sinceros, en los que no habrá exigencias de futuro, ya que el compromiso, como hemos comentado anteriormente, nunca debe ser obligado.

4 comentarios:

Ricardo dijo...

Uno de los problemas que yo veo en las relaciones de pareja es la falta de equilibrio. A veces no las complicamos nosotros simplemente cada uno busca una cosa.
Ése es uno de los posibles fallos que veo en la relación basada en momentos. Si da la casualidad de que ambos están de acuerdo, perfecto, pero parece bastante poco frecuente que se coincida, uno suele querer más y el otro menos.
Tal vez la solución será conformarte con algo que no es exactamente lo que quieres, pero que es suficiente. No tiene pinta de que sirva para mucho tiempo, pero bueno.

Como ves tengo las cosas clarísimas :)

clementine-amelie dijo...

relaciones..., difícil, sí, siempre han podido conmigo, o yo con ellas. acabo aburriéndome, nunca espero nada de nadie, pero siempre deseo más. supongo que siempre deseamos más, y eso nos pierde (me pierde). contradictoriamente, tan sólo deseo tener cincuenta años y pasar toda la noche hablando con mi pareja..., quizás sea demasiado... bueno, entre tanto, se disfruta de todo, de la luna, de los libros y de los poetas muertos... :)

gran abrazo

didgewind dijo...

yo a los cincuenta, daré gracias a los dioses si llego a medianoche sin quedarme dormido... :)

Anónimo dijo...

yo estoy encantada con mi relación, paso de cosas esporádicas, para eso mejor ni estar. Sólo se está mejor, cuando se esté que se esté de verdad y si no pues na.